Como tantas cosas, el origen del Black Friday (o Viernes Negro, para los que lo prefieren en español) está en Estados Unidos. Las imágenes tan típicas en las películas de sus casas decoradas hasta el último milímetro con luces de Navidad ya sirven para dar una gran pista de la importancia que le otorgan a la que para muchos es la época más bonita del año. Y como, por tradición, es de largo la que más despierta el espíritu consumista, cualquier excusa era buena para "inventarse" un día para adelantar las compras y conseguir los mejores descuentos.

Para muchos, Acción de Gracias (que se celebra anualmente el cuarto jueves del mes de noviembre) es el pistoletazo de salida para la temporada navideña. Tanto es así que en los años 60 las autoridades ya se percataron de que el tráfico de personas y vehículos que se generaba en la ciudad de Filadelfia al día siguiente no tenía precedentes. Fue entonces cuando los agentes de tráfico comenzaron a definir ese día como "Viernes negro", por los tremendos atascos y concentraciones de viandantes. Poco a poco, el término fue extendiéndose a lo largo y ancho del país.

Esto tenía un efecto asociado muy lógico: las cifras de beneficios de los comercios se disparaban y los empresarios comenzaban a dejar atrás los estragos que había causado en las cuentas la 'cuesta de septiembre'. De hecho, la costumbre entonces era dar el día libre a un porcentaje importante de sus empleados, otra forma de fomentar aún más el consumo. Por eso, la necesidad de aprovechar ese día y maximizar las ventas hizo que los establecimientos empezasen a lanzar suculentas ofertas exclusivas para esa fecha concreta.

Según los registros, la primera vez que aparece el término 'Black Friday' en los medios de comunicación se encuentra en un número de noviembre de 1975 de 'The New York Times'. El fenómeno llegó a tal extremo que derivó en otro día exclusivo para ofertas de tecnología: el Cyber Monday.

En España, las primeras empresas comenzaron a 'subirse al carro' del Black Friday en 2012. Por entonces era la excepción, pero apenas unos años más tarde ya se había convertido en una cita obligada y en la que participa desde el pequeño comercio hasta las multinacionales. Muchos coinciden en que es la mejor forma de dejar resueltos con antelación y con el prespuesto más ajustado los regalos de Reyes y Papá Noel.