A continuación, vamos a hacer un repaso a las últimas investigaciones en este aspecto y a los 10 usos del CO2 más interesantes para la industria.

Producir cerveza

El agua carbonatada, mezcla de agua y CO2, es uno de los ingredientes naturales de la cerveza. Sin embargo, muchos cerveceros utilizan la carbonatación forzada para dotar a sus productos de grandes ventajas. El proceso se realiza inyectando este gas en la cerveza dentro de unas condiciones de presión y temperatura adecuadas. Así se enfría la bebida y se mantiene el gas necesario para que salga a presión por el tirador al abrir el barril.

Sintetizar aspirinas

El ácido acetilsalicílico, producto fundamental para sintetizar aspirinas, se consigue al hacer reaccionar fenóxido sódico con dióxido de carbono a temperatura y presión altas. Sin este compuesto, por tanto, no tendríamos acceso a esta pastilla tan utilizada para eliminar los dolores de cabeza, entre otras dolencias.

Aturdir animales

La inhalación del CO2 deja insensibles a los animales, y por ello algunos, como cerdos y aves, son expuestos a este gas antes de ser sacrificados con el fin de evitar sufrimientos innecesarios. Está comprobado que este proceso no deja ni rastro ni residuos en la carne que posteriormente nos comemos.

Fabricar combustible

Algunos científicos trabajan actualmente en proyectos para producir combustible a partir de la modificación de bacterias y microbios, y en los que se incluye el uso del dióxido de carbono. De esta forma podría sustituirse a la gasolina, por ejemplo.

Conservar leche

Las principales marcas de la industria láctea inyectan CO2 a la leche cruda refrigerada para que aguante más tiempo, y sin perder sus propiedades una vez se ha abierto el envase. Además, según el citado libro de Lourdes Vega, esta leche conservada por acidificación de CO2 puede ser utilizada también para fabricar quesos.

Cultivo de algas

Las algas, una vez secas, son capaces de generar energía. Para ello necesitan modificarse mediante ingeniería genética, a partir de luz solar, agua y CO2. Para proceder al cultivo de estas algas se utilizan los gases que emiten, principalmente, las centrales térmicas.

Producir cemento

El 5 % de las emisiones de dióxido de carbono que se producen en el mundo se deben a la fabricación de cemento. Por ello, algunos proyectos estudian la posibilidad de crear cemento ecológico a partir de la incorporación de CO2 en forma de carbonato precipitado por la acción de algunas bacterias. Las cementeras están de acuerdo en apostar por estos cementos sostenibles para ayudar a hacer un planeta más ecológico.

Apagar incendios

El dióxido de carbono se utiliza en la fabricación de extintores de incendios debido a sus favorables propiedades. Por ejemplo, puede ser comprimido perfectamente dentro del extintor, no genera residuos y no reacciona químicamente ante otras sustancias.

Conservar ensaladas

Aunque pueda sonarle raro, gracias al CO2 muchos alimentos frescos mantienen una atmósfera protectora que retrasa su degradación, a diferencia del envasado tradicional al aire. Para controlar el desarrollo de bacterias y moho deberá haber, al menos, un 20 % de dióxido de carbono.

Limpieza de alimentos

La presencia de insectos y ácaros en los alimentos puede afectar a la industria alimentaria gravemente, como también puede hacerlo la utilización de insecticidas o plaguicidas. Tras diversos análisis se comprobó que el dióxido de carbono es capaz de estimular la apertura de los orificios respiratorios de los insectos y producir una desecación que deriva en su muerte. Por ello, el uso de este gas se ha convertido en uno estándar en este sector.