Xàbia es pionera en culturas de convivencia. En los años 60, los hippies descubrieron la Plana del Montgó, un lugar con una especial fuerza telúrica. Siempre se ha dicho que este movimiento contracultural y libertario llegó antes a la Plana de Xàbia que a Ibiza. En 1966, Harries Sportes abrió aquí Hacienda, la primera discoteca de España. Recogía la efervescencia hippie. Ese espíritu revivía cada verano con las fiestas «flower power». Ahora, en el siglo XXI, ha llegado a Xàbia una «comuna» de índole muy distinta.

La integran diez jóvenes británicos, seis chicos y cuatro chicas, de unos 20 años. Han alquilado un casoplón con diez habitaciones, piscina y bar en el jardín. También está por la zona del Montgó. Quizá los hippies vivían en las nubes. Estos chavales habitan en las redes. Son influencers. Suman más de ocho millones de seguidores en TikTok, la red social de vídeos cortos que está causando furor. Estas jóvenes estrellas de las redes han bautizado a su mansión TickTock en Xàbia con el nombre de The Jet House. La casa tiene su propia cuenta.

Este experimento de coworking (la cosa está trufada de neologismos) no es nuevo. En los Ángeles, se halla la Hype House, una suntuosa y enorme villa que comparten 19 jovencísimos (tienen entre 15 y 21 años) influencers. Los chavales de la The Jet House graban vídeos de su día y a dia en la casa y de algunas andanzas por Xàbia (se han hecho tatuajes en la playa del Arenal) y los cuelgan en las redes.

La mansión genera contenido. De ahí que no se conformaran con un ziquizamí cualquiera, sino que buscaran y alquilaran un chaletazo de lujo con jardín con palmeras y piscina. Necesitaban diferentes localizaciones domésticas para mostrar al mundo la afanosa vida del influencer. Esta es una de las primeras casas de «tiktokers», una nueva tribu de las redes sociales, que se abren al mundo virtual en España. Los vídeos cortos son pildoras de convivencia. Se evita, al menos, el atracón de los reality. Los jóvenes también suben vídeos a YouTube y fotos a Instagram. Tienen miles de visualizaciones.

No cualquiera puede entrar en esta comunidad de exitosos influencers. Hace falta tener una miríada de seguidores. Las redes son exponenciales. Si se juntan dos o más estrellas de este universo virtual se disparan las reacciones. Estos chavales se ganan la vida en el sector del marketing de influencers. Las marcas los buscan para que den visibilidad a sus productos. Su mercado potencial es el Reino Unido. Allí están sus millones de seguidores. De la comuna hippie a la mansión TickTock hay un trecho. El punto de coincidencia es Xàbia, un «paraíso secreto» con mucho tirón en las redes.