Usar, y sobre todo abusar de las redes sociales, puede llegar a crear un «gemelo digital» que acabe eclipsando, e incluso traicionando, a los usuarios obsesionados por la «calificación social» que obtienen en sus perfiles. Así lo consideran algunos expertos, que han advertido de que estos sistemas de 'evaluación' basados en los comportamientos y hábitos de los usuarios en Internet y en las redes sociales, se están ya abriendo camino y podrían llegar a ser determinantes a la hora de, por ejemplo, aspirar a un puesto de trabajo, de contratar una hipoteca o acceder a un servicio público.

Ni es un capítulo más de la serie Black Mirror ni son vaticinios inspirados en 1984, de George Orwell. En China se puso en marcha, aunque de forma «experimental», un «sistema de crédito social» que puntúa y clasifica a los ciudadanos y puede determinar si pueden acceder o no a un préstamo, y en Estados Unidos las aseguradoras pueden legalmente determinar las primas a partir del análisis de datos procedentes de las redes sociales de los clientes.

Manuel Herrera, catedrático de Sociología y profesor del Máster en Intervención Social de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), recuerda que los «sistemas de calificación» siempre han existido, aunque han variado las técnicas y las herramientas. «El elemento clave para posicionarnos socialmente es la evaluación que hacen nuestros semejantes de nosotros», manifiesta, y precisa: el estatus y el prestigio de una persona depende de la percepción y el conocimiento que tienen los demás sobre cómo usa su tiempo libre, qué lugares frecuenta o sus aficiones. Así, a su juicio, las redes sociales son en la actualidad una de las mejores herramientas para conocer y evaluar a las personas, por lo que no le extraña que pudieran ser utilizadas para dictaminar si una persona puede acceder a un determinado servicio o producto.

Fuentes de la empresa Kaspersky, especializada en ciberseguridad, han recordado que los algoritmos automatizados capaces de analizar el comportamiento de los usuarios fueron inicialmente integrados y utilizados por las instituciones financieras y de comercio electrónico, y han advertido de que el «gemelo digital» que tienen los usuarios de las redes podría servir para evaluar la capacidad de una persona para pagar un préstamo o para decidir si es idóneo para un puesto de trabajo.

Por todo ello, los expertos coinciden en que este tipo de mecánicas viralizadas por la ficción -en algunas series las personas se puntúan unas a otras según sus interacciones y los protagonistas se obsesionan por alcanzar una determinada «calificación social» que les permitiría acceder a un mundo con el que sueñan- no están ya tan lejos de la realidad; y no solo eso, sino que esa puntuación puede llegar a ser determinante en aspectos vitales de una persona.

Conviene por tanto incidir en la importancia de ser extremadamente cuidadoso con la información que se publica en redes, de extremar la protección de todas las cuentas y de proteger la privacidad y la intimidad para evitar, por ejemplo, que un banco le deniegue un préstamo a un usuario porque su «gemelo digital» ha revelado que está buscando empleo.