La clausura del hospital de campaña instalado en Ifema deja infinidad de historias que permanecerán vivas en la memoria colectiva de la gente y, muy especialmente, en la de sus protagonistas, profesionales anónimos que han llevado a cabo su trabajo en condiciones extremas con la máxima entrega y sacrificio. Son los héroes que han hecho posible lo que algunos han calificado como el milagro de Ifema.

Los efectos del coronavirus han causado también un tremendo impacto emocional en la sociedad. Pacientes, familiares y profesionales que han pasado por el hospital de Ifema tuvieron el apoyo del equipo de intervención psicológica liderado por el Servicio de Urgencia Médica de la Comunidad de Madrid (Summa), que contó con la colaboración de entidades como el Samur y Cruz Roja, entre otras.

Rocío Gómez, psicóloga de Urgencias y Emergencias del Summa, coordinadora del servicio de intervención psicológica en el hospital de campaña de Ifema, explica que hubo "momentos muy difíciles", pero pese al "dolor y la dureza", valora la experiencia en positivo: "Se han creado unos lazos muy especiales. La cooperación entre todos los profesionales ha sido total. He vivido la solidaridad en primera línea. En situaciones adversas es cuando conoces más a las personas. Sin duda, me llevo un aprendizaje a nivel profesional y humano impresionante".

Proteger a la ciudadanía

El desgaste físico y psíquico de los profesionales que han intervenido en Ifema ha sido brutal. La psicóloga del Summa reconoce que "la sensación de que podía haber hecho más es lo peor que voy a llevar". También aporta una lección que todos tendríamos que aprender: "La pandemia es una cuestión profesional y técnica donde la política no debería entrar. Lo más importante siempre son los pacientes y sus familiares, y después los profesionales que les tienen que atender".

La mejor receta para recuperar el equilibrio emocional es "normalizar la situación". ¿Cómo? "Empleando los mecanismos de protección (mascarillas, guantes, distancia de seguridad) y aplicando el sentido común", dice Rocío. Ella otea el horizonte postcoronavirus con optimismo. ¿Por qué? "Creo en las personas", responde.

Para Ana Cristina Núñez, psicóloga del Equipo de Respuesta Inmediata en Emergencias (ERIE) de Cruz Roja, participar como voluntaria en el servicio de apoyo psicosocial en el hospital de Ifema ha sido una experiencia "nueva, especial, diferente, ya que nuestras intervenciones suelen ser más acotadas en el tiempo". También ha supuesto un mayor "esfuerzo, desgaste e implicación". El balance, no obstante, es "súper positivo", asegura. También destaca "la unión y coordinación entre los equipos". "A nivel humano, la prueba salió de 10", subraya.

La intervención psicológica de Cruz Roja se desarrolló por vía telefónica. "Al no tener contacto físico ni visual con la persona tuvimos que buscar otras herramientas que aportaran un trato más humano", cuenta Ana Cristina, que cree que "lo peor ya ha pasado". Aun así, si hubiera que volver atrás, "estamos preparados para afrontarlo. Todo el despliegue realizado nos ha servido de aprendizaje, no habrá que pasar el periodo de adaptación. Ya sabemos lo que tenemos que hacer", opina.

Nuevas herramientas

"Miedo, preocupación, incertidumbre, ansiedad, son las emociones que han brillado en esta pandemia", apunta María Esther López Valtierra, psicóloga del Samur-Protección Civil. Ella también ha prestado asistencia psicológica por teléfono en Ifema a familiares y pacientes de la covid-19. "Nuestra prioridad fue humanizar la atención y favorecer el desahogo emocional. Hablar de pensamientos negativos a largo plazo favorece el mejor funcionamiento del sistema inmunológico", comenta. Ayudar a una persona que está sufriendo es "muy gratificante tanto a nivel personal como profesional", añade.

El trabajo de un psicólogo, explica María Esther, se basa en el acercamiento. La falta de esa cercanía ha hecho aflorar nuevas herramientas: verbales, no verbales, la escucha activa, la empatía... En ese sentido, ha podido constatar que "la distancia física no implica distancia emocional". A su juicio, "lo importante en la vida son los sentimientos, las emociones, el presente, el aquí y ahora, no lo material. Para mí, que una persona colgara el teléfono con una sonrisa ha sido un regalo".

La psicóloga del Samur piensa que "los pacientes nos han dado una lección de vida". "De las experiencias duras se aprende y salen personas nuevas, mejores y más positivas", concluye.

Solidaridad y colaboración: Un almacén bien organizado

Otro reto mayúsculo ha sido organizar desde cero el almacén de material y la logística que conlleva un equipamiento de estas características. Ángeles Semprún, coordinadora médico de Catástrofes y Situaciones Especiales del Summa, ha sido la encargada de dirigir la instalación. Para ello ha contado con un equipo de logistas y la colaboración de voluntarios de Bomberos de Madrid. "Los momentos más difíciles surgieron al abrir los pabellones 7 y 9. Al principio, el material llegaba con cuentagotas hasta que poco a poco fue creciendo y hoy es un almacén 100% operativo que lleva una empresa logística. No se ha desmantelado por si acaso", explica.

La doctora confiesa que ha sido un trabajo "muy intenso y bonito". "Registrábamos la entrada de mercancías y servíamos el material sanitario y los EPI que nos pedían", rememora. También destaca la gran cantidad de donaciones recibidas y las que el propio almacén envió a residencias y casas de acogida en forma de material higiénico (champús, geles, sábanas, mantas...).

Ángeles no olvidará nunca una experiencia como esta. "La gente se ha dejado el alma", sostiene. Todo el mundo ha mostrado una gran "solidaridad, generosidad y colaboración". En su opinión, "la implicación emocional ha sido muy importante" y sentir el reconocimiento sincero de los pacientes y sus familiares ha sido su mayor recompensa.

Situaciones así demuestran que "todo el mundo es útil y necesario", proclama la doctora del Summa, que ahora pide "mantener la responsabilidad individual y ser conscientes de tomar las precauciones establecidas para intentar que no se repita una coyuntura como esta". "Yo confío en la gente, la mayoría es responsable", sentencia.