Echar una mano a un vecino ha sido el primer impulso que han tenido muchos españoles, la solidaridad de la buena vecindad, ayudar al más cercano, al que conoces. Las acciones ciudadanas fueron la respuesta más rápida ante los primeros problemas logísticos y sociales generados por la COVID-19, que se han ido canalizando a través de instituciones y entidades: se han multiplicado por cuatro los voluntarios que se ofrecen a las ONG.

Los ciudadanos han entendido que la crisis sanitaria inicial se ha convertido en pocas semanas en una grave crisis social y que es el momento de las ONG y entidades sociales, las que ya atendían a las personas vulnerables y que comprueban cómo cada día hay más personas que acuden a solicitar ayuda.

Los donativos han subido muchísimo, explica a Efe la directora general de Cáritas Española, Natalia Peiró, "pero también las necesidades", sobre todo de las personas que acaban de perder su empleo o que tienen contratos precarios, "de días, algunos". La respuesta de los ciudadanos y de las empresas está siendo inmediata y ahora, manteniendo esta atención en España, hay que intentar que esta crisis se perciba "como algo global", apunta.

En los barrios y zonas vulnerables se ha percibido un mayor apoyo comunitario, el de la ayuda inmediata de un ciudadano ante una necesidad de emergencia que percibe en su entorno.

"Como se vive en la precariedad, quizá se sabe compartir más lo poco que se tiene", opina Carlos Susías, presidente de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN-ES), quien también recuerda que son los contribuyentes de rentas medias y bajas los que marcan más la X Solidaria en la Renta. "La gente más humilde es más consciente de la necesidad del apoyo de los demás y tienen más propensión de ayudar a los que tienen dificultades".

Es evidente que la sociedad española es solidaria, como expresan los aplausos cada tarde desde las ventanas y balcones y las múltiples iniciativas que han surgido para superar las adversidades que nos plantea el coronavirus, pero necesita reconvertirse para tener "ciudadanos cosmopolitas", plantea a Efe el profesor de Sociología de la Universidad Pontificia Comillas Fernando Vidal, porque la pandemia ha dejado claro que hay "una única humanidad y que lo que pase al eslabón más débil de la sanidad mundial va a repercutir en todos".

Para la responsable de comunicación de Oxfam Intermón, Marcela Ospina, "la crisis está sacando realmente el lado más solidario de las personas para responder a la crisis económica y sanitaria en nuestro país porque es acuciante, pero la situación es mucho más grave a nivel internacional: puede arrastrar a la pobreza a más de 500 millones de personas y 40 millones pueden morir por el COVID si no se actúa ya a nivel global".

Más voluntarios y más donaciones

La Plataforma del Voluntariado de España ha visto cómo se multiplica por cuatro el número de personas que quieren sumarse a la solidaridad desde que empezó el confinamiento.

"Este gran aumento de altas es un termómetro que refleja el compromiso solidario de la sociedad en estos momentos", interpreta esa red, que une a las personas que desean hacer voluntariado con las ONG que apoyan a los más vulnerables. Desde que empezó la crisis, se han canalizado más de 600 solicitudes de personas que se han incorporado a los distintos programas y proyectos que llevan a cabo las diferentes organizaciones sociales.

"Las entidades sociales hemos notado un aumento de los ofrecimientos de personal voluntario, para suplir en parte la labor de los voluntarios mayores que están confinados", cuenta a Efe el responsable de la red contra la pobreza. "Hay una especie de rebrote de ese magma subterráneo que no está a la vista y que llamamos solidaridad, pero que toda la vida se ha definido como buena vecindad".

Cree que se han dado dos tipos de solidaridad "por lo cercano, por el vecino que vive solo, y por lo colectivo, donde se plantea qué puedo hacer junto a otras personas para ayudar".

Al llamamiento de Cáritas ante el coronavirus bajo el lema "Cada gesto cuenta" se han sumado empresas, colectivos y particulares que querían hacer algo para ayudar a los colectivos vulnerables. "Nos han apoyado desde el mundo de la cultura con conciertos solidarios o del deporte con carreras virtuales; estamos teniendo muchísimos ofrecimientos de colaboración".

La responsable de Cáritas explica que desde que se puso en marcha su nueva web hace dos años, nunca habían tenido tantos donativos. "Hay muchos días que se duplica la presencia informativa y la mayoría de las personas acude para informarse y donar". También han recibido esa solidaria y generosa respuesta en campañas a través de SMS y otros canales.

"Un mensaje puede ayudar muchísimo, por ejemplo, en un mes las ayudas que ha dado una sola Cáritas para atender las demandas de ayuda económica para comprar alimentos y cosas de primera necesidad para gente parada o con empleos irregulares, ascendieron a 70.000 euros y en una campaña de SMS durante la Semana Santa se recaudaron 76.000 euros; cualquier ayuda, de un euro o de lo que sea, tiene mucho impacto".

Hay que mirar más allá de España

Según el profesor de sociología Fernando Vidal, la sociedad española ha descubierto "que hay un acuífero de solidaridad en aguas subterráneas entre la gente", pero un tercio de la sociedad civil ha quedado afectado por la crisis. "Hay que ver si esa energía social es capaz de convertirse en organización comunitaria y social". Para ello, opina que debe haber una transformación social y personal del modo de vida que hemos tenido hasta ahora.

"Mi percepción es que va a haber una gran afluencia hacia las organizaciones sociales, pero esto no requiere solo una respuesta de emergencia, sino también ir a las causas y trasformar la sociedad", apunta el experto.

"España tiene un gran recorrido que hacer y eso afecta a la educación y también al discurso que hagamos en su conjunto, que nos tiene que hacer más europeístas y más cosmopolitas para hacer esta lucha por una sociedad civil mundial", concluye.