Algunos trabajadores afectados suplen el vacío que les supone el parón laboral por un ERTE con pensamientos compasivos -hay personas en peor situación-, otros madrugan más que antes para atender a compañeros y hay quienes creen que a la crisis le sucederá un periodo de ralentización y nuevos ajustes de empleo.

Frases como "el desacelerón va a ser tremendo", "no sé cuándo volveré a trabajar", "no dejas de cobrar tanto como para acogerte a las ayudas de la hipoteca" o "queremos pensar en positivo" resumen las opiniones de varios afectados por los efectos de la crisis sanitaria, algunos de ellos con casi veinte años a la espalda en la misma empresa.

Es el caso de una camarera de sala del Hotel Valencia Palace, Azucena Herrera, de 46 años y con dos hijas, fija discontinua con diecinueve años de antigüedad, en el paro desde el 14 de marzo, que nunca ha sobrepasado más de dos meses en situación de desempleo debido a su tipo de contrato. "Iremos solventando pero el desacelerón va a ser tremendo, y va a ser una cadena porque cuando acabe esto no consumiremos como antes, todo estará ralentizado", asegura a Efe.

Supone que con el paso del tiempo "volveremos a la normalidad" pero "pinta realmente mal" porque no sabe cuándo volverá al trabajo, al contrario que su pareja, que en cuanto se levante el estado de alarma seguirá con su faena en la construcción.

En el colectivo del hotel, los trabajadores fijos discontinuos no han entrado en el ERTE y ello les genera más inconvenientes porque la empresa "no se encarga del papeleo" y no hay manera de que pueda contactar telefónicamente con los servicios de empleo.

Sole Roig, presidenta del Comité de empresa del Oceanogràfic, está viviendo estos días "a tope" debido a la cantidad de consultas laborales que recibe de sus compañeros a través de los grupos de WhatsApp.

Así describe su día a día: "No me aburro, no, mi horario ha cambiado, porque ahora me levanto más temprano" para atender las dudas de sus compañeros de trabajo.

Ella ha sido una de las afectadas por el ERTE presentado por el acuario, ya que su puesto de trabajo se enmarca en el departamento de restauración.

Del total de la plantilla, unos 400 trabajadores, alrededor de la mitad se han visto incluidos en el ERTE al cien por cien, ya que el resto se dedica a mantener el bienestar de los animales y la infraestructura del parque.

La negociación de este expediente ha sido "la más dura" porque se ha desarrollado a través de correos electrónicos, mensajes de WhatsApp y llamadas, y "aun así, ha sido un buen acuerdo", señala.

Y destaca que se hayan alcanzado pactos para anticipos de hasta 500 euros de las siguientes nóminas a devolver a la vuelta del ERTE, en dos o en cuatro meses, y el compromiso de la dirección de negociar en torno a las vacaciones no disfrutadas y al prorrateo de las pagas extra.

Sole intenta transmitir confianza a sus compañeros pero teme que la empresa presente, cuando concluya este ERTE por fuerza mayor, otro por causas organizativas, basado en la disminución en el número de visitantes.

Un ingeniero de una consultora tecnológica que prefiere no identificarse relata que en plena crisis sanitaria se está negociando un ERTE por causas organizativas derivado de la reducción de los servicios realizados y que afectará a un tercio de la plantilla.

Con clientes en diferentes sectores (industrial, banca, seguros o Administración Pública), la consultora está viendo cómo se reducen los encargos de servicios y los contratos y este consultor considera que si se aplica en un periodo corto de hasta tres meses será llevadero, pero si se prolonga "empezará a ser crítico".

Cómo reaccionará la empresa después de la crisis sanitaria y cuánto caerá el PIB es algo desconocido, por lo que este ingeniero informático aboga por que la actividad económica "no se relaje" durante el verano y el consumo "se mueva" para contrarrestar el parón.

Otro ingeniero, Antonio, actualmente con un cargo directivo, afirma que tras la crisis de 2007 vivieron varios ERTE pero la situación actual es diferente porque interviene "un factor fundamental, el cese de la actividad" inspectora que realizan.

Al contrario que otros, cree que como la situación por el coronavirus afecta a todos por igual la salida de ella no será "tan compleja" como entonces.

La actividad inspectora que desarrollan se ha paralizado pero "no se ha perdido" y, cuando vuelvan a la normalidad, se encontrarán con acumulación de trabajo, un factor que ha destacado en comparación a otros sectores en los que "costará mucho más arrancar y ponerse al día".

La "esperanza" de que el confinamiento ayude a superar la crisis sanitaria cuanto antes es la motivación de Jose, trabajador de una empresa de mobiliario con la actividad paralizada, que vive con "resignación" su situación laboral de permiso retribuido.

Al otro lado están empleados como Toni Antonino, del Grupo Alfatec, que se siente un "privilegiado", en primer lugar porque ningún familiar directo se ha contagiado de coronavirus por el momento, y también porque puede "teletrabajar" y está habituado a ello a través de un programa que se instauró en 2018 en la compañía y al que denominaron con la característica expresión valenciana "Nano".

Acostumbrados a resolver problemas por su formación en ingeniería y gestión de proyectos, ahora afronta una carga de trabajo mayor por "las necesidades" de la COVID-19, ya que el software de hospitales con los que trabaja requiere, entre otras actualizaciones, adaptar formularios, y el registro y seguimiento de pacientes y sus contactos.