Uno de los problemas ante el que se enfrenta el personal sanitario para contrarrestar los efectos del coronavirus, mientras llega una posible vacuna o tratamiento, es el de la falta de equipamiento y material.

Esto ha generado la reacción de makers en toda España, y también en otras partes del mundo, que se están uniendo de forma espontánea y se están organizando a través de las redes sociales y de plataformas de comunicación instantánea como Telegram o WhatsApp.

Su objetivo es crear prototipos para impresión 3D y fabricar, de forma rápida y económica, respiradores, ventiladores, viseras o mascarillas, algunos de los elementos que más falta están haciendo para tratar a los enfermos de COVID-19 y proteger a los trabajadores que están en contacto con ellos.

Prototipos en cuatro días

Es un movimiento reciente, pero cuya intensa actividad está logrando rápidos avances. Por ejemplo, en el caso de Reesistencia Team han logrado en unos pocos días tener a punto un prototipo de respirador autónomo que se ha concretado en dos modelos basados en el sistema Jackson Rees, el Reespirator23 y el Reespirator17.

En su cuenta de Twitter el inicio de actividad se data del 16 de marzo, cuando compartieron los archivos de estos dos "prototipos funcionales" para que la gente empezase "a testear" y pidieron la colaboración de todo aquel que tenga "impresoras 3D, corte laser, cnc e inyección de plástico".

En solo unos días, son más de 7.000 en el canal de Telegram considerado el núcleo de la actividad (Coronavirus Makers) y lo que más necesitan ahora, según explica Luis Gonzalo Aller, uno de los miembros de esta iniciativa, es organización. "La gente cuando entra en el canal tiene muchas ganas de imprimir y crear cosas, pero tienen que tener paciencia. Es importante aportar, pero lo más importante ahora es organizarse", explica este maker, que es socio fundador y par de la empresa Fotón Sistemas Inteligentes, además de socio fundador de la Asociación de Empresas de software Libre de Canarias.

Luis Gonzalo Aller es uno de los primeros en unirse al 'subgrupo' de cocreadores de Reesistencia Team, que se está movilizándo para tener a punto "lo antes posible" respiradores con los que surtir a hospitales. La tarea no es sencilla, porque tienen que "poder estar constantemente funcionando durante 24 horas y al menos durante un mes. Y también hay que tener en cuenta que sean mecánicamente resistentes o que se puedan arreglar fácilmente. Un aparato mal hecho es un peligro, puede matar a una persona, y no queremos eso".

Para los contagiados de coronavirus en estado crítico los respiradores artificiales son fundamentales, ya que estos afectados normalmente tienen problemas respiratorios graves y pueden llegara necesitar respiración asistida.

Colaboración, la clave

Otro de los primeros instigadores de esta iniciativa es Ramsés Marrero, también maker y médico anestesista, lo que le hace esencial en este contexto colaborativo, según detalla su amigo Luis Gonzalo Aller, porque su conocimiento y el de otros compañeros y compañeras de la profesión sanitaria es lo que ha permitido saber qué equipamiento hace falta y también qué puede funcionar mejor en la situación actual.

En el caso del respirador, se trata de un aparato cuyo manejo no es sencillo y que requiere de una toma de oxígeno, una calibración, personal especializado... Y en principio no se encuentran en una planta o unidad normal, sino que están en las UCIs, zonas de reanimación o quirófanos.

"Hay enfermeros, médicos€ pero todavía son pocos en relación a todo el grupo, pero es normal, porque ahora mismo están muy ocupados y porque no están acostumbrados al mundo maker", indica este portavoz de Reesistencia Team.

"Esto es increíble"

Tras empezar de cero y generar en cuatro días documentación y archivos para comenzar con la fabricación de las piezas necesarias, así como gráficos con los que ilustrar el montaje y el ensamblaje, ya se están haciendo las primeras pruebas de ventilación artificial con estos prototipos con pulmones de cerdo. "Si supera esta prueba de fuego tiene que pasar a niveles de Sanidad. Yo calculo que después de esta semana, igual el lunes o el martes, ya podría haber cacharros que se puedan fabricar", plantea Luis Gonzalo Aller.

Es fundamental la colaboración de hospitales y personal médico, tanto en el proceso de diseño y fabricación como para el testeo y puesta en marcha, ya que estos modelos de respirador no son aptos para uso doméstico.

"Se han pedido permisos para poder llevarnos material y testar con el circuito y justo ahora se ha podido, porque todavía no están todos en uso. Ha sido suerte, porque vamos a tiempo", reflexiona este maker, quien cree que si los plazos siguen estando de su lado, el personal sanitario podría tener estos respiradores en impresión 3D a su disposición justo en el momento en que el pico del coronavirus ponga de manifiesto su escasez.

"Parece increíble que de 3.000 personas salga algo, con tanta participación y tanto caos... Y sí que sale. Esto es increíble. Para que te hagas una idea, en un día hicieron un manual que normalmente lleva semanas, y se está programando. Nunca había visto nada igual", destaca Luis Gonzalo Aller, poniendo en valor el trabajo de todos los implicados, que se traduce en largas jornadas, chats interminables, reuniones por videoconferencia y, sobre todo, muchas ganas de ayudar.

No solo respiradores

Pero no solo son respiradores lo que se está diseñando y produciendo, sino otro tipo de equipamiento. Se están generando subgrupos y hay makers encargados de crear viseras también para impresión 3D que ya se están imprimiendo y usando en varias provincias.

A nivel internacional ha empezado a movilizarse, también el pasado 16 de marzo, el grupo Open Source Ventilator Project para desarrollar ventiladores low cost. También a través de las redes sociales y de su web piden colaboración a ingenieros, diseñadores y personal sanitario para continuar y acelerar la fase de impresión y testing.