Solar Orbiter, la misión de la Agencia Espacial Europea (ESA) que estudiará el Sol, despegó este domingo en un cohete Atlas V desde el Centro Espacial Kennedy de Cabo Cañaveral, en Estados Unidos.

El Atlas V 411 comenzó su viaje a las 23.03 hora local de Florida (04.03 GMT del 10 de febrero) desde la plataforma 41 de la histórica base de Cabo Cañaveral.

Solar Orbiter, una misión de la ESA con colaboración de la NASA, se acercará hasta solo 42 millones de kilómetros de nuestra estrella para realizar observaciones sin precedentes, en especial de sus regiones polares, lo que le permitirá estudiar e intentar predecir su comportamiento y su influencia sobre la Tierra.

El éxito de la puesta en órbita de la sonda no se conocerá hasta que se separe del cohete, 53 minutos después del lanzamiento, y envíe su primera señal a Tierra, a los 57 minutos (04.59 GMT).

La adquisición de la señal se anunciará desde el Centro Europeo de Operaciones Espaciales de Darmstadt, en Alemania, que opera la misión.

A partir de ahí, la sonda irá desplegando sus seis paneles solares, cuatro antenas y un mástil, mientras sigue su travesía hacia el Sol hasta alcanzar en dos años su órbita definitiva, para lo que aprovechará la gravedad de Venus y la Tierra.

Una órbita apaisada que le permitirá ser la primera en observar los polos del Sol, una región que se considera clave para entender algunos de los comportamientos de nuestra estrella.

Además le llevará en varias ocasiones, la primera en 2022, a una distancia de 42 millones de kilómetros del Sol -algo más cerca que Mercurio-, soportando temperaturas superiores a 500 grados, de las que se defenderá con un escudo de titanio, carbono y aluminio recubierto de un nuevo material.

Un escudo de color negro con varias ventanas que se abren y se cierran para que los telescopios de Solar Orbiter puedan asomarse y ver qué sucede en el Sol.

La sonda lleva diez instrumentos -con seis telescopios y 27 sensores- que tomarán datos del espacio que le rodea y de la observación directa de la estrella, para saber qué pasa y por qué, creando un panorama único del Sol, su campo magnético, la heliosfera, el viento solar o las tormentas solares que pueden perturbar la tecnología terrestre.

Datos que se almacenarán en el Centro de Operaciones Científicas (SOC) de Villanueva de la Cañada (Madrid) donde se realizará la planificación científica y la coordinación de las observaciones.

Aunque desde esta primavera empezará a enviar algunos datos, la sonda estará en fase de crucero -durante la que se pondrán en servicio sus instrumentos- hasta noviembre de 2021, cuando empezará la fase científica, que se prolongará hasta 2026, aunque podría prorrogarse pues ha sido diseñada para durar al menos una década.

Solar Orbiter cuenta con una participación española de alto nivel científico, con puestos de máxima responsabilidad en dos de sus instrumentos, y la implicación de universidades, institutos astrofísicos y empresas.