"No puede ser él. Este es mucho mayor". El susto fue mayúsculo. Los familiares de J. Á. G. R. levantaron la tapa del ataúd y se quedaron de piedra cuando comprobaron que la persona que estaba dentro no era su pariente, sino otra persona de edad mucho más avanzada. Sucedió al mediodía de ayer en Hornillos de Eresma, un pequeño pueblo de Valladolid situado a diez kilómetros de Olmedo. El féretro había salido de Oviedo, pues J. Á. G. R., de 59 años, había dejado su pueblo hace unos años, tras caer enfermo, para trasladarse a la capital del Principado y ser cuidado por uno de sus hermanos. Estaba soltero. Falleció en la madrugada de anteayer, viernes.

El funeral estaba programado para las 13.30 horas de ayer, sábado, en la iglesia de San Miguel Arcángel de Hornillos de Eresma. El cadáver había sido trasladado el mismo viernes a Olmedo y, en el tanatorio de esta localidad, quedó instalada la capilla ardiente. Todo discurría con normalidad hasta que a un familiar del difunto se le ocurrió levantar la tapa del ataúd. "Vieron que el hombre que estaba dentro era mucho mayor y se organizó un revuelo tremendo", explicó a LA NUEVA ESPAÑA una familiar del fallecido, que reside en Avilés.

El error cometido por la empresa funeraria fue descubierto media hora antes del oficio religioso. Para ese momento -relata la edición digital de "El Norte de Castilla"- los vecinos de Hornillos de Eresma estaban reunidos en el templo del pueblo con el coro, el organista y el párroco. El sacerdote fue avisado y el oficio religioso quedó pospuesto.

Focos para el cementerio

Una vez advertidos de su fallo, los operarios de la funeraria se dispusieron a desfacer el entuerto. Entonces descubrieron que el verdadero cadáver de J. Á. G. R. estaba siendo velado en un tanatorio de Oviedo por una familia que no había advertido la permuta. La empresa fúnebre envió desde la capital asturiana una fotografía del cadáver que habían dejado por equivocación, y los familiares de J. Á. G. R. confirmaron que sí, que ese sí era su pariente. "La funeraria se comprometió incluso a llevar focos a Hornillos por si el entierro tenía que hacerse por la noche, sin luz", indicó a este periódico la citada fuente, pariente cercana del fallecido.

El coche fúnebre emprendió ruta desde Oviedo por segunda vez, en esta ocasión sin fallos. Otro vehículo hizo el recorrido inverso, para devolver a Asturias el cuerpo llevado indebidamente el día anterior a la localidad vallisoletana. Los cadáveres fueron intercambiados y el funeral de J. Á. G. R. pudo celebrarse finalmente en Hornillos de Eresma a las 17.45 horas de ayer.

LA NUEVA ESPAÑA se puso ayer en contacto con la empresa funeraria que cometió el error, pero esta declinó realizar comentarios al respecto.