Gran ambienta en la tradicional corrida de feria de Abarán, en la que se celebró el 20 aniversario de la reinauguración de La Era, y también se celebró la vuelta de la banda de música Santa Cecilia de la localidad a la plaza, demostrando, con todos los respetos hacia la charanga, que el sonido de una banda es inconfundible.

Abrió cartel Enrique Ponce, que estuvo en 'Ponce', recibiendo con una estética verónica al primer toro de la tarde, de manera muy despegada. La monumental muleta de Ponce se tuvo que instalar en la media altura, dado que el burel perdía las manos continuamente. Faena cargada en la derecha, ya que al natural tan solo firmó una tímida tanda. Realizó un toreo más de cara al espectador que al aficionado, entrelazando molinetes y adornos para agotar el tiempo de faena. Estocada baja y tímida petición de oreja que al final concedió la presidencia.

En el segundo de su lote, nada que se pueda destacar con el capote, tan solo trasteo, y eso que el toro era otro que iba y venía con soltura. Con la muleta, se repitió la película, faena cargada por la derecha, en su estilo, utilizando en exceso el pico de la muleta y tan sólo intentó el toreo al natural en una ocasión. Todo lo realizó con la belleza estética que en la mayoría de las ocasiones, y de cara al espectador, tapa las carencias de su faena. El público estuvo todo el tiempo volcado con él por la disposición que el maestro Ponce trae siempre a la plaza de Abarán. Dejó una fea estocada, trasera y caída, de efecto rápido.

Consiguió otro inexplicable trofeo que le abría la Puerta Grande de Abarán.

Perera saludó a su primero con templadas verónicas a manos bajas, ganando metro a metro terreno hasta salir a los medios. Tras la suerte de varas, realizó un quite con bellas chicuelinas. Derecho como un palo y a pies juntos, arrascó con la muleta, dibujando seis muletazos para proseguir con varias tandas en redondo muy templadas y largas, aprovechando las condiciones del toro que tenía codicia y transmisión. Molinetes, circulares, investidos y ayudados cerró con la muleta volcándose hacia el toro dejando una estocada en todo lo alto que necesitó descabello. Fuerte petición de trofeo, obteniendo dos y vuelta al ruedo al bravo toro.

Torero y valiente estuvo Perera en el segundo de su lote, comenzando con el capote, donde inundó de verónicas con belleza el ruedo. En banderillas se desmonteró Javier Ambel. Prosiguió con la franela rodilla en tierra, entre tablas y la línea de picadores, con cuatro derechazos, saliendo prendido del último, rodando por el suelo y con la taleguilla hecha añicos. No arredrándose el extremeño, y eso que ponía en peligro la corrida en Las Ventas, para ponerse de rodillas y firmar otra tanda. A partir de aquí siempre pisó los terrenos propios del toro, sacándole todo el jugo que tenía. Consiguió desorejar a su enemigo.

Ureña dejó una verónica muy torera y ceñida al tercero. En la suerte de la muleta fue colocando al toro hasta los medios, para ejecutar una serie de derechazos con más distancia entre el toro y el lorquino de lo que es habitual en él. Sacó a relucir su personalidad citando al toro de cerca y metiendo las palas de sus pies en las babas del toro, que se rajó en la segunda tanda de naturales y teniendo el lorquino que pisar terrenos en el mismo hocico para intentar cuajar faena, pero el cuatreño ya se había acobardado y se refugió en tablas. Tras tres pinchazos el toro se echó solo al suelo siendo apuntillado.

El que cerró plaza tuvo una salida fulgurante, rematando en tablas y causando impresión en los tendidos. Lo recibió Ureña a pies juntos en un ramillete de verónicas.

Con la muleta construyó una faena a base de aguante y torería en la que hubo tandas de derechazos con mucho temple, ante un toro que tenía cierto picante, pero no demasiada transmisión. La faena fue paso a paso por el esfuerzo y el valor del lorquino que tuvo como punto culminante una tanda por la izquierda larga y templada. Finalizó con la muleta, con tres manoletinas superiores. Concluyó con pinchazo y media estocada que tras la amplía petición del público consiguió dos trofeos, acompañando a los otros dos toreros que completaban el cartel en la salida por la Puerta Grande del Coso de Abarán en sus fiestas patronales en honor a San Cosmo y San Damián.