El primer novillo que saltó a la arena no tenía de Miura más que el nombre, vareado y cojo de la pata trasera derecha. José Antonio Lavabo lo lanceó con gusta rematando por delantales. Apenas fue picado, dada la poca fuerza que tenía. En la muleta, el malagueño tuvo que llevar a cabo una faena a media altura para que el novillo no cayera al suelo, por lo que la faena no tuvo ningún brillo a pesar de las buenas maneras que mostró el novillero, y de la entrega que puso sobre la arena. Concluyó de estocada.

En el segundo de su lote, el novillo le apretó mucho en el capote, por lo que no pudo ganarle terreno ni lucirse, pese a saludarlo con una salga cambiada. Otra suerte de banderillas para olvidar. Con la muleta, el mismo son que en el primero, pases a media altura, sin ligazón y sin someter al toro, tan solo la voluntad que puso a lo largo de toda su actuación por agradar al público. Concluyó con media estocada al tercer intento.

José Cabrera, que sustituía a Víctor Hernández, recibió a su primero, que intentó saltar al callejón, con una larga cambiada para lancear después con estilo para adornarse como remate con un serpentín de bella factura. El novillo se arrancó dos veces de punta a punta del ruedo.

Banderilleó Cabrera, de manera alegre y vistosa, dejando el último al violín. Con la muleta, no bajó la mano en ningún momento, dando multitud de pases, pero muy pocos muletazos, estando a punto de sufrir un percance. Erró al concluir la faena, tras aviso.

En su siguiente, poco se vio con el capote, más que lances de brega. Con la muleta siguió la misma película, con el toreo a media altura, ante un novillo que era toreable como el resto de sus hermanos. Una faena sin apenas trasmisión en los tendidos. Destacar que en banderillas volvió a tomar el protagonismo, estando alegre y decidido. Concluyó con una estocada casi entera y trasera, que necesitó descabello al segundo golpe, e inexplicablemente hubo petición de oreja.

El murciano Fran Ferrer, que sustituía a Parrita, estuvo tan solo aseado en las labores del capote. En banderillas asistimos a otro espectáculo de risa. Con la franela nunca llegó a bajar la mano, realizando una faena a media altura sin llegar a cogerle el sitio a su enemig, que llegó a tocarle en varias ocasiones la muleta. Faena deslavazada sin eco ninguno en los tendidos. Mató de un bajonazo.

Cerró plaza el novillo de más presencia física de todo el encierro, el de Los Ramos lo recibió muy sobrio con el capote, dándole la brega que pudo, ya que el novillo apretaba. Destacar en banderillas la labor de Carlos Pacheco. Con la muleta comenzó más entonado que en su primero, pero sin llegar a cuajar la faena que esperaba, hasta incluso llegar a ser desarmado en el final de la faena. Concluyó de un 'mete y saca', doblando el toro al cabo de unos momentos. Así se cierra una feria que tristemente ha descatado por la mala labor de las cuadrillas. Una feria aburrida en la que será dificil otorgar ningún premio.