El 11 de agosto de 2014 el mundo entero se quedaba mudo al oír la noticia: el actor Robin Williams, se había ahorcado con un cinturón en su casa de California. La sorpresa dejó pasó rápidamente a la tristeza y ésta a la incomprensión. Después de haber luchado contra sendas adicciones contra la cocaína y el alcohol, y haberlas superado con aparente éxito, nadie se formaba una idea de qué podría haber ocurrido para que a los 63 años el actor, conocido como 'el payaso triste', hubiera decidido quitarse la vida.

La causa más probable, aunque esto entra en el terreno de la pura especulación, fue otra enfermedad, esta vez una contra la que no podía luchar: demencia por cuerpos de Lewy, la tercera causa de demencia en el mundo, sólo por detrás del Alzheimer y la demencia vascular y responsable de entre el diez y el veinte por ciento del total de casos de demencia. Pese a todo algunos medios publicaron que se habían encontrado cartas de suicidio del actor, aunque no hay realmente una prueba física que atestigüe estas informaciones, por lo que sus fans a lo largo y ancho del globo han asumido que, tras la reciente muerte de su padre (lo había enterrado hace sólo 9 meses) y otros varapalos contra los que había luchado a lo largo de su vida, no estaba preparado para verse en un estado de demencia y decidió acabar con su vida mientras aún era consciente.

En cualquier caso, hoy se cumplen cinco años de su muerte y sus millones de fans a lo largo y ancho del globo aún le recuerdan. Estas son sólo algunas de sus mejores escenas: