Las redes sociales han creado nuevos filtros al buscar pareja: a la apariencia física, la forma de vestir, la educación, la sonrisa, el comportamiento o la forma de expresarse que antes de la irrupción de WhatsApp, Twitter o Facebook se tenían en cuenta al ligar, el mundo digital ha puesto al descubierto que una exorbitante falta de ortografía en un mensaje de texto puede terminar haciendo anular una cita. Según los expertos, «los prejuicios» que llevan a relacionar error ortográfico con incultura estarían en muchas ocasiones detrás de este comportamiento.

Varios estudios elaborados por portales de citas constatan que una falta de ortografía puede terminar arruinando una cita. Una encuesta realizada por el portal Zoosk revelaba que un 65 % de mujeres no tendría relaciones con una persona que cometiera faltas. En los hombres, el porcentaje era ligeramente inferior, pero un 60 % también anularía la cita. Otro estudio, en este caso realizado por el portal Match.com a 5.500 norteamericanos en el año 2016, ponía de relieve que un 88 % de mujeres y un 75 % de hombres creían que mostrar un buen uso de la gramática era una de las cualidades más importantes al quedar con alguien. Durante el año 2018, el portal español AdoptaUnTio.es analizó cien perfiles con faltas de ortografía y cien más sin ellas y concluyó que el 59 % de los usuarios que no hace faltas cuenta con más posibilidades de ligar frente al 31 % de los que cometen algún tipo de falta.

¿Y por qué ocurre esto? La profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC Mireia Cabero, impulsora también de un proyecto de cultura emocional pública, explica que «una falta de ortografía es un estímulo que demuestra algo» y generalmente muchas personas hacen la correlación de que «cuantas más faltas de ortografía, más incultura tiene esa persona». Y esto es así —añade Cabero— porque tenemos «muchos prejuicios». Así, «asociamos incultura a un techo de vida económico, a personas menos creativas, a personas que no saben hacer frente a las adversidades...», dice.

La experta, sin embargo, recuerda que la inteligencia de una persona no puede explicarse solo por el hecho de tener una ortografía impoluta. En este sentido, explica que las personas contamos con inteligencias múltiples y que más allá de la inteligencia lingüística que estaría ligada a una buena expresión verbal y una buena ortografía existen otras inteligencias como la lógico-espacial, la emocional, la naturalista o la artística, en las que el punto fuerte probablemente no será la expresión escrita o verbal.

¿Por qué las mujeres tienen más en cuenta la ortografía que los hombres al quedar con alguien? Cabero explica que cuando se trata de buscar a la pareja ideal y un hombre con el que crear una familia, muchas mujeres buscan perfiles de hombres que les aporten seguridad, y ello es fruto de la presión histórica. «Históricamente, la mujer tiene el peso de haber sido aquella parte de la familia con menos posibilidades económicas, y nos hemos creído que necesitamos tener a nuestro lado a hombres que aporten seguridad en todos los ámbitos», explica Cabero. Y muchas mujeres ven la cultura como uno de esos valores que aporta seguridad.

Cabero añade que las redes sociales dan una serie de pistas al interlocutor sobre aquella persona antes de quedar personalmente. Afirma que factores como el cómo escribe, qué escribe, qué preferencias tiene... contribuyen a crear un imaginario en la mente del interlocutor que puede ser muy cercano a la realidad o muy dispar. Y mientras que en lo que se cuenta suele haber una intencionalidad y puede engañarse al interlocutor, la escritura no engaña.

Un nuevo registro fruto de las redes sociales

Sin embargo, algunas faltas de ortografía se cometen intencionadamente o a conciencia. La lingüista y directora del programa de Lengua y Literatura Catalanas de la UOC, Ona Domènech, constata que las nuevas tecnologías han hecho aparecer un nuevo registro de lenguaje inexistente con anterioridad en el que predomina la informalidad y la coloquialidad. Así, por ejemplo, el hecho de escribir rápido, de ahorrarse letras o el uso de abreviaturas es habitual cuando nos comunicamos por las redes. Se trata de una forma de escribir que recibe el nombre de texting. Domènech explica que no puede establecerse una correlación directa entre peor ortografía y uso de redes sociales.

Un estudio elaborado por investigadores de las universidades de Ámsterdam y de Utrecht a 55 niños de entre 10 y 13 años pone de manifiesto que el texting no afecta a su rendimiento en la gramática, sino todo lo contrario. En la misma línea, otro estudio elaborado por varios investigadores canadienses que recopilaron conversaciones de mensajería instantánea de adolescentes puso al descubierto que los errores de ortografía eran bastante infrecuentes. En sus escritos, predominaban las abreviaturas, los acrónimos, los emoticonos y los errores tipográficos, y las faltas de ortografía normalmente eran fonéticas.

Domènech explica que nunca hasta ahora la juventud había escrito tanto, aunque sea con el móvil. «Este hecho ayuda también a aprender la lengua. Quizá no ponen acentos, pero son conscientes de que no los ponen. Este acto de toma de conciencia del hecho de escribir y de pensar que lo que se ha escrito no está bien es positivo para aprender lenguas», afirma.