Reconoce que no ha sentido discriminación laboral, a pesar de haberse movido en un mundo de hombres. Su impresionante currículum ha sido siempre su mejor carta de presentación, y compagina la maternidad con viajes por todo el mundo.

Nosotras Hablamos | Elena Alcantud: "La igualdad de género nace en casa, la escuela y el día a día"

Nosotras Hablamos | Elena Alcantud: "La igualdad de género nace en casa, la escuela y el día a día"

P Destaca en un mundo tradicionalmente de hombres. ¿Es difícil abrirse paso y alcanzar puestos directivos en su sector?

R Efectivamente, el mundo TIC y de la ingeniería ha sido tradicionalmente masculino, las diferencias en el número de hombres y mujeres matriculados en las escuelas de ingeniería, informática y de telecomunicaciones son ejemplo de ello. Abrirse paso en un mundo 'de hombres', donde la estadística no juega a nuestro favor desde el origen es un hándicap; sin embargo, quienes se embarcan en el mundo laboral de forma competitiva suelen hacerlo con bastante éxito.

Podría decirse que hasta hoy no ha sido sencillo estar en un puesto directivo asociado a tecnología o ingeniería y, sin embargo, ahí las tenemos: Grandes directivas en Iberdrola, Siemens, Google, Facebook, Microsoft, HP, IBM o Hispasat, por ejemplo. El número de mujeres directivas en España se ha congelado en el 27 %, aunque creo que este porcentaje irá creciendo conforme más mujeres den pasos para orientar su carrera en ciencia y tecnología y se normalice el reparto de las cargas familiares entre sexos: no es un sector machista.

P ¿Su currículum se ha impuesto ante la maternidad a la hora de subir escalones profesionales o cambiar de trabajo?

P En mi caso, el currículum siempre se ha impuesto y no he sufrido discriminación por mi maternidad. Mis entornos laborales siempre han sido dinámicos y bastante 'family-friendly': la jefatura comprendía que para un trabajador lo primero es la familia, y que solo una vez garantizado el bienestar en ese sentido, se podría obtener el máximo rendimiento laboral. En los momentos de ascenso profesional y de cambio de trabajo, he competido con una mayoría masculina y con mujeres sin hijos, y en ningún caso se me ha penalizado.

Es cierto que, desde que me planteé ser madre, intenté que el impacto fuera el menor posible en mi ámbito laboral. Voluntariamente formé al personal que me iba a sustituir y opté por tener a mis hijos con una diferencia de edad menor a dos años para volver cuanto antes a realizar los viajes internacionales que iban intrínsecos a mi puesto, sin recibir ningún tipo de presión, ya que me encontraba totalmente motivada gracias a todo el apoyo que siempre había recibido. En mi opinión, una empresa que motive y cuide a su trabajador también desde la parte humana tiene gran probabilidad de mejorar sus resultados; el recurso humano es el gran capital que toda empresa posee.

P ¿Cree que la educación es importante para alcanzar la igualdad en el mundo laboral?

R La educación es la clave, la semilla. Creo que la igualdad de género nace en casa, en la escuela, en el día a día. Si queremos igualdad de derechos en el mundo laboral debemos conseguir una homogenización total de aspiraciones y capacidades, y dejar de asociarlas al sexo. Solo si educamos desde un punto igualitario y normalizamos esa igualdad en las nuevas generaciones conseguiremos una correcta evolución en ese sentido.

De nada sirve trabajar en una empresa que no discrimine a la mujer, si a esa mujer se le presuponen responsabilidades y cargas asociadas a su sexo, fuera del ámbito laboral, que mermen su interés, energía o disponibilidad para ejercer en igualdad de condiciones. Nuestros hombres y mujeres futuros deben tratarse como iguales, y eso sólo se consigue normalizando en casa y en el colegio.

P ¿Considera necesaria la puesta en marcha de medidas que fomenten la igualdad de género?

R Creo que hombres y mujeres somos diferentes, pero los derechos y obligaciones de ambos han de ser los mismos y, por lo tanto, hay que establecer medidas que garanticen esa equiparación, pero no obligatoriamente igualdad mediante paridad. Estoy de acuerdo en poner en marcha medidas que fomenten la igualdad como un apoyo que amortigüe diferencias por cuestiones biológicas, como en la maternidad. Poner en marcha bajas de maternidad y paternidad iguales que garanticen que una empresa no pueda discriminar a una potencial madre sería un ejemplo. Lógicamente, en esto tiene mucho que ver la Administración pública, que es quien aprueba las medidas y otorga herramientas.

En cuanto a la discriminación positiva o la obligatoriedad de la paridad, no estoy de acuerdo. Creo que esas medidas pueden desvirtuar la credibilidad profesional de las mujeres que se ven beneficiadas por ellas. Una opción sería establecer procesos de selección más auditados, con minimización del impacto de género. Trabajemos en el proceso de selección, no en un resultado final forzado.

En resumen, creo que estamos en el buen camino, pero no debemos desviar la atención hacia soluciones populistas que realmente no resuelvan los problemas de raíz. Hará falta un cambio generacional a medio plazo para que no tengamos que hablar tanto de este tema.