Rafael Rubio Luján, 'Rafaelillo' en los carteles, vuelve mañana a Valencia después de una temporada de altibajos donde, en cada tarde, ha dignificado la palabra torero. En la pasada Feria de Julio de la capital del Turia, un toro de Cuadri le desgarró el gemelo en un «momento de apuesta personal», para reaparecer en la Plaza de Toros de La Condomina -tras tres años de ausencia- por la puerta grande frente a los ejemplares de Parladé. Ahora, y tras enfrentarse también durante este curso a toros de Miura y José Escolar tampoco, el diestro volverá a pisar mañana la arena valenciana en la Feria de Fallas, en la que comparte cartel con Octavio Chacón y Varea, que lidiarán toros de Victorino Martín.

¿Cómo prepara su regreso a la Feria de Fallas después de cuatro años?

Con la disciplina y la exigencia necesarias para triunfar. Vivo en torero y toreo de salón para mí. El campo también está siendo muy importante y, sobre todo, estoy disfrutando mucho de la preparación porque me encuentro en un momento de madurez muy importante. Vivo el día a día de forma muy intensa, y eso creo que me lo aporta el poso de los años.

¿Qué significa estar en la vuelta de los victorinos?

Vuelvo después de una cornada que llegó en un momento en el que estaba apostando como torero para remontar mi temporada. Creo que es un escaparate precioso para triunfar porque esta feria aporta mucha categoría para abrir las puertas de otras ferias el resto de la temporada.

¿Y torear en Valencia?

Es una plaza en la que tengo una sintonía muy especial porque he vivido sensaciones únicas gracias al toro de Cuadri, 'Trastero', y en el Festival de Adrián, donde llevamos al niño en hombros por su plaza y nos dio un ejemplo de humanidad.

¿Ha visto la corrida del próximo 10 de marzo?

Sí, es seria, con ese acento torista del trapío y con un punto por encima del toro que sale en Valencia. Es cinqueña en su totalidad y esos animales creo que resaltan más las virtudes y los defectos. Si es bravo, creo que tiene un temple y una profundidad más especial. La suavidad y la entrega son las principales virtudes con las que hay que enfrentarse a un victorino porque es un toro que exige en el embroque.

¿Qué le aporta la madurez?

Conocimiento delante del toro y, lógicamente, mayor razonamiento a la hora de enfocar mi profesión. Con el tiempo creo que he adquirido más temple para manejar los engaños. Todas esas intenciones deben ir ligadas a la ilusión, aquello que más motivación aporta a la profesión y la vida misma. Esta profesión aporta valores muy grandes que enriquecen a la persona, pero que son muy difíciles de llevar a la práctica y, en mi caso, el torero ha salvado en muchas ocasiones a la persona.

¿Qué es aquello que más le ilusiona a la hora de seguir?

Disfrutar de la profesión. No busco nada más que eso después de veinte años de alternativa. Porque el toreo va más allá de los trofeos y los triunfos, aunque éstos sean importantísimos; mi principal objetivo es sentirme importante como torero.

¿Qué significa sentirse importante como torero?

Son sensaciones internas que busco sentir cada vez que me enfrento a un toro. Creo que no se pueden describir y solo se pueden expresar. Los artistas pensamos y expresamos, por eso la afición se emociona cuando toreamos. Creo que la verdadera emoción es indescriptible, y ahí radican las virtudes de cada torero.

¿Cuáles son sus virtudes?

No me gusta ponerme calificativos, pero creo que puedo tener las cualidades de la superación y el sacrificio, tanto en mi profesión como en mi vida. Nunca me lo han puesto fácil y, en mi personalidad, siempre ha estado presente la lucha constante para tener la satisfacción de que todo me lo he ganado a pulso; y eso, para mí, es lo más importante. No es más fuerte el que menos veces se cae, sino el que más veces es capaz de levantarse.

En esos momentos de sacrificio, ¿en qué se refugia?

Me amparo en la ilusión, la afición y el sueño por ser torero, en definitiva, en mi vocación y en mi capacidad de superación. Son cualidades que se tienen que llevar dentro, vivirlas y sentirlas.

¿Cómo se desarrollan esas cualidades para luchar en un mundo tan difícil?

Mis hijas y mi familia son las personas que más me han motivado. El toreo es buscarse a sí mismo, un hecho nada fácil porque me he encontrado con cosas que no me han gustado nada y que he intentado mejorar. Es una reflexión que viene bien a todos los seres humanos porque aporta estabilidad emocional, tanto el interior de la persona como en el exterior.