Acabar con todas las desigualdades y alcanzar la igualdad efectiva entre hombres y mujeres en nuestro país y en el conjunto de Europa es una meta que nos incumbe a todos. Para ello, el feminismo sigue siendo una herramienta fundamental, pero hay diferentes maneras de entenderlo y defenderlo. Que el feminismo sume a tantos ciudadanos como sea posible es algo por lo que deberíamos trabajar todos los que creemos en la igualdad.

Por eso estoy orgullosa de reivindicar un feminismo inclusivo y moderno de la mano del liberalismo, y de hacerlo tomando como referente a Clara Campoamor, una liberal pionera en la lucha por el derecho a voto de las mujeres. No hay igualdad sin libertad y estoy convencida de que allí donde hay más libertad, hay más feminismo.

A los liberales no nos gustan los monopolios ni los oligopolios. Y, tradicionalmente, diferentes partidos políticos e ideologías han intentado patrimonializar el feminismo, intentando repartir carnets de feministas. En España hay millones de mujeres que no se sienten representadas por los partidos que dicen «portavozas», sino por los logros alcanzados en materia de igualdad como el aumento de los permisos de paternidad (la primera medida conseguida por Cs al llegar al Congreso), o la deducción en el IRPF de 1.000 euros al año para madres trabajadoras con hijos de 0 a 3 años educados en escuelas infantiles.

En contra de lo que quieren dar a entender algunos partidos políticos, la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres no se puede centrar en cambiar palabras, sino en cambiar políticas y en aprobar mejoras que nos acerquen hacia la igualdad.

Lamentablemente, en España sigue habiendo muchas mujeres que tienen que elegir entre su maternidad y su carrera profesional, sigue existiendo una brecha salarial sangrante y la lacra de la violencia machista sigue arrebatando la vida de demasiadas mujeres cada año. Seguir avanzando en medidas que favorezcan la igualdad en el ámbito laboral, aplicar el Pacto de Estado contra la Violencia Machista aprobado con consenso en el Congreso de los Diputados y garantizar una educación que fomente los valores del respeto, la corresponsabilidad y la superación de estereotipos y roles caducos son medidas eficaces y necesarias en nuestro país.

Nuestras madres y nuestras abuelas lucharon por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres y a nuestra generación le toca luchar para conseguir una igualdad real y efectiva entre ambos sexos. El feminismo liberal es también aquel que reconoce los enormes avances logrados hasta ahora, pero que es muy consciente del camino que aún nos queda por recorrer. El feminismo no debería ser utilizado para dividir a los ciudadanos, sino para unirnos en torno a un objetivo común. Recorramos juntos ese camino sin dejar a nadie atrás con políticas eficaces y útiles.