"El enigma de la Mona Lisa puede resolverse mediante un simple diagnóstico médico de una enfermedad relacionada con el hipotiroidismo", según una nueva investigación.

"En muchos sentidos, es el atractivo de las imperfecciones de la enfermedad lo que le da a esta obra maestra su misteriosa realidad y encanto", escribe Mandeep R. Mehra, director médico del Heart & Vascular Center en Brigham and Women's Hospital.

En una carta al editor publicada en la revista Mayo Clinic Proceedings, Mehra y su coautor, resumen las posibles condiciones médicas visibles en el retrato de Lisa Gherardini, la mujer retratada en la Mona Lisa de Leonardo da Vinci, y proponen sus propias interpretaciones.

En 2004, reumatólogos y endocrinólogos sugirieron que las lesiones cutáneas y las hinchazones de las manos visibles en el retrato pueden ser indicativas de un trastorno lipídico y una enfermedad cardíaca. Específicamente, los investigadores afirmaron que la hiperlipidemia familiar y la aterosclerosis prematura podrían haber causado la muerte de Lisa Gherardini. También propusieron que la famosa sonrisa de Mona Lisa podría haber sido el resultado de la parálisis de Bell.

Después de examinar la pintura, Mehra explica ahora que el hipotiroidismo clínico es un diagnóstico más probable dado que Lisa Gherardini vivió hasta los 63 años. Si hubiera sufrido una enfermedad cardíaca y un trastorno lipídico, es poco probable que haya vivido a una edad tan avanzada dado los tratamientos limitados disponible en la Italia del siglo XVI.

Mehra citó el adelgazamiento de la Mona Lisa, la piel amarilla y posible bocio como evidencia visual de hipotiroidismo. La dieta de los italianos durante el Renacimiento carecía de yodo, y los bocios resultantes (inflamación de la glándula tiroides) se representaban comúnmente en pinturas y esculturas de la época.

Además, Mehra señaló que Lisa Gherardini dio a luz poco antes de sentarse para el retrato, lo que indica la posibilidad de tiroiditis periparto (inflamación de la tiroides después del embarazo).