¿Se debería regular qué tipo de prendas puede llevar el alumnado en clase o es preferible dejar libertad de elección? El debate en torno a este asunto ha surgido a raíz de un caso ocurrido esta semana en Alicante. En concreto, un profesor del IES Vega Baja prohibió el acceso al aula a una estudiante al considerar que vestía un pantalón demasiado corto. Pero, ¿qué es un pantalón demasiado corto?

Todos los institutos disponen de su propio reglamento de régimen interno, un documento en el que se pueden especificar unas normas de vestuario que rigen para toda la comunidad escolar. No obstante, se recogen instrucciones que en muchos casos son del todo genéricas en relación a la indumentaria mientras los jóvenes, inevitablemente influenciados por la moda, se visten de forma que a veces no recibe la aprobación del profesorado. En el caso sucedido en Callosa la polémica ha surgido a cuenta de un «minishort».

El portavoz del sindicato docente mayoritario de la enseñanza, STEPV, Marc Candela, señaló ayer que las normas de vestuario pueden estar recogidas en el reglamento de régimen interno de los centros de enseñanza y «lo normal es que todo el mundo se acoja a ellas», aunque la interpretación puede ser distinta para cada persona. «En los casos en los que haya cualquier polémica abogamos siempre por el diálogo. Si alguien no va bien vestido es preferible que se hable, pero impedir el acceso no nos parece bien por el derecho a la educación que tienen los alumnos». Desde el sindicato UGT, Javier González defendió ayer que en un espacio educativo «hay que cumplir unas condiciones de vestimenta, comportamiento y actitud y se intenta que haya un ambiente de estudio y trabajo, ya que no estás en una piscina ni en un espacio lúdico», si bien es la comunidad escolar la que debe regular ese tipo de aspectos. Al final «el profesor es el responsable de ese grupo y está dando una educación y formación en valores que deben ser los mayoritarios de la sociedad». Ahora bien, «no estaría justificado tomar una decisión por un sesgo ideológico o religioso», añadió.

En el caso ocurrido en la Vega Baja, el equipo directivo aseguró que la decisión de denegar el acceso al aula fue adoptada de forma unilateral por el docente y se le pidió que no vuelva a denegar el acceso a clase sin consultar previamente con el claustro, que aboga igualmente por invitar a los jóvenes a reflexionar sobre cuál es la vestimenta adecuada, no a imponerla. De hecho, aseguraron que la controversia por los pantalones cortos ya había surgido semanas atrás y se habló con las alumnas para intentar llegar a acuerdos.

Ropa cómoda

El presidente de la Federación de Padres de Alumnos Gabriel Miró, Ramón López, abogó en cambio por «la libertad que debe de tener el estudiante para vestir de la manera que crea más oportuna» pero consideró que denegar el acceso al aula a un alumno «no es cuestión de un profesor o profesora, sino de un reglamento interno que debe aprobar la comunidad educativa para poner unas normas, llegando previamente a acuerdos y a partir de ese momento que se respeten». López apostó porque estas cuestiones se regulen siempre de forma consensuada aunque opinó que «basta con que sea ropa cómoda y que cumpla su papel para dedicarnos a estudiar en vez de fijarnos en si una prenda tapa más o tapa menos».

«No quiero convertirme en abogado defensor a ultranza de lo que hacen los jovenes, pero yo tengo serias dudas en determinar cuántos centímetros tiene que tener un pantalón de mujer para no provocar. ¿Quién fija eso? Si es cuestión de regularlo que no sea decisión de una sola persona, sino de toda la comunidad educativa con reglas democráticas», añadió.

A ese respecto, el presidente de la FAPA Gabriel Miró consideró que probablemente «los jóvenes serían más rigurosos con las normas si fueran reguladas por los propios alumnos en vez de que si lo hicieran solo los adultos», aunque insistió en que «hay temas mas importantes en la escuela que llegar a la conclusión de cuál es el pantalón que pasa de ser pantalón a provocar».

El presidente de la Federación de Ampa Enric Valor de Alicante, Txomin Angós, destacó que el debate sobre la vestimenta adecuada en el aula no es nuevo. «Yo tengo 67 años y ya lo he vivido. En mis tiempos la falda de la mujer tenía que caer tres o cuatro centímetros por debajo de la rodilla». Angós valoró que decidir si un alumno entra o no a clase en relación a cómo va vestido «no es la labor de un profesor, y mucho menos si toma esa decisión él solo, y menos todavía si tiene algún sesgo moral o ético».

«¿No sería mejor que los niños se acostumbren a convivir con las niñas? Unas piernas son unas piernas. Si vemos cosas raras donde no las hay.... en internet los niños tienen acceso a muchas más cosas que pantalones cortos y esos es más peligroso. Sin embargo, lo descuidamos y nos causa menos alarma», concluyó.