El papa Francisco, con más de 40 millones de seguidores en la red social de Twitter, no sólo es el primer pontífice que usa las nuevas tecnologías para acercarse a la gente sino que se ha convertido en uno de sus líderes mundiales superando al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.

Francisco, cuatro días después de ser elegido papa, lanzó su primer tuit: «Queridos amigos, os doy las gracias de corazón y os ruego que sigáis rezando por mí», con el que logró hasta diez mil nuevos seguidores a la hora.

Juan Vicente Boo, corresponsal del diario ABC en el Vaticano desde hace diecinueve años, ha recogido quinientos de estos tuits en un libro titulado Papa Francisco. Píldoras para el alma, y explica en una entrevista que el Pontífice se ha convertido, a sus 80 años, en el primer papa tuitero, publicando «ideas que le salen del corazón con el objetivo de llegar a la gente». Boo asegura que a diferencia de Benedicto XVI, quien abrió la cuenta en la que publicaba líneas de discurso, «algo lógico para su edad», Francisco, al igual que Jesús de Nazaret recorría pueblo a pueblo para acercarse a la gente, ha salido a los caminos digitales de hoy para publicar mensajes de actualidad o pensamientos.

Una modernidad consolidada la del Pontífice, ya que no sólo utiliza la red social de Twitter sino que hace dos años creó una cuenta en Instagram que cuenta ya con cinco millones de seguidores pendientes de los vídeos y fotografías que el papa «sube», y de la misma forma que en la otra red social, en diferentes idiomas. Boo explica que así «hace en cada momento lo que la sociedad demanda», es decir, si la gente está en las redes sociales, él también debe estarlo. «Usted tiene 33 millones de seguidores», recuerda Boo que le dijo el pasado mayo a Francisco durante un viaje a Fátima, en el que aprovechó también para preguntarle si los seguidores podrían usar los tuits para rezar. El papa Francisco, recuerda el periodista, le contestó: «Sí claro, están siempre a su disposición, que los usen para rezar». El periodista asegura que su libro es el primero con un contenido de espiritualidad que nace a raíz de las redes sociales, pero clarifica que no están enfocados sólo a un sector religioso sino que pueden ser leídos por todos.