Los pacientes hospitalizados que duermen por la noche menos de cinco horas (300 minutos) tienen asociado un incremento de mortalidad cuatro veces mayor en comparación con los que duermen más de este periodo de tiempo.

Los diecinueve profesionales que participan en el proyecto de investigación Sueño para respetar el sueño de los pacientes hospitalizados han constatado este extremo y, por ello, han activado una campaña, impulsada y coordinada por la Unidad de Investigación en Cuidados de Salud Carlos III (Investén-isciii).

En el primer mes de la fase piloto, que comenzó el pasado 11 de julio, cerca de un millar de profesionales de la salud, la mayoría de la Enfermería, se han sumado a la iniciativa, que han presentado hoy la coordinadora de Investén-isciii Teresa Moreno; el director del Laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia, Juan Antonio Madrid; y la paciente Pilar Rodríguez.

El objetivo de la campaña es concienciar y cambiar la cultura de los cuidados en los hospitales del Sistema Nacional de Salud para respetar el sueño de los pacientes hospitalizados.

Para ello, se pretende que los profesionales se comprometan con evitar la iluminación innecesaria, reducir el ruido lo máximo posible, programar los cuidados y las tareas que deben hacer por la noche, preguntar a los pacientes cuáles son sus preferencias a la hora de dormir y mantenerse al día de las investigaciones en el ámbito de la mejora del sueño de los pacientes.

Y para conseguirlo, según Juan Madrid, miembro también del Instituto de Investigación Biomédica del Hospital de la Arrixaca de Murcia, se deberían utilizar luces anaranjadas, frontales o linternas, en lugar de encender la luz general con el fin de evitar que se produzca una fragmentación del sueño debido a la iluminación.

Se debería reducir el ruido disminuyéndolo en las zonas comunes o manteniendo las puertas cerradas, y también generar un mayor contraste entre el día y la noche para un mejor descanso.

La noche tiene que ser oscura, silenciosa, tranquila y con una temperatura no demasiado elevada en la cama. Sin embargo, por la mañana se deben levantar bien las persianas a primera hora para que la distinción sea clara.

Para favorecer el descanso nocturno, además, se debe tratar de disminuir la siesta.

En definitiva, se busca situar al sueño en el lugar que le corresponde, porque, según Madrid, todo el mundo tiene claro que para preservar la salud hay que controlar la nutrición o realizar ejercicio físico, pero este "pilar básico de la salud" se nos olvida.

Dormimos un tercio de nuestra vida, es decir, unos veinticinco o treinta años y lo hacemos porque "el sueño es un taller de reparación del cerebro".

"Por la noche -explica Madrid-, limpiamos el cerebro de todos los restos que se han acumulado durante el día; de ahí que sea tan importante un buen sueño para retrasar enfermedades como el Parkinson o el Alzheimer, pero además se curan mejor nuestras heridas y el sistema inmunológico se potencia".

El sueño no es, por tanto, un tiempo muerto, porque un "mal dormir", según el investigador, produce enfermedades. Por ejemplo, una apnea obstructiva del sueño mal tratada puede producir hipertensión, resistencia a insulina, diabetes o mayor incidencia de cáncer.

Por eso, los investigadores quieren implicar a los profesionales sanitarios en este proyecto, y los que ya se han sumado en la comunidad de Murcia están midiendo algunas variables.

Están monitorizando cuántas veces se enciende la luz por la noche o a qué hora se despiertan los pacientes y están comprobando también si un ruido generado en una zona común produce despertares, además de los tiempos de hospitalización y la aparición de demencia y delirio en las Unidades de Cuidados Intensivos, una alteracion frecuente en personas mayores.

Con los resultados de estas variables podrán desarrollar una especie de guía de buenas prácticas para el buen descanso de los hospitalizados y constatarán, según Madrid, que "pequeños cambios pueden hacer mucho".