Triunfó en su última comparecencia con los miuras en la Feria de San Isidro. ¿Cuál fue la clave de la faena?

El toro tenía mucho que torear. La lidia tuvo dos partes: una primera de sometimiento. Le di distancia, le demostré quién mandaba allí y, de mitad en adelante, el toro se templó por el pitón izquierdo y conseguí componerle dos buenas tandas de naturales, porque por el derecho no tenía ni un pase.

Nada que ver con el otro Miura al que también le cortó una oreja en Sevilla, el primer trofeo que obtiene en su carrera profesional en esa plaza.

Sí, cuando sale un toro que me lo permite, demuestro que también sé torear derecho y con gusto, templado y metiendo los riñones. Fue una tarde muy completa.

¿Alguna de estas dos actuaciones ha superado a la realizada al toro ‘Injurado’ de Miura hace dos ferias de san Isidro?

Esa faena es la que más me ha dado como torero por la importancia del toro, por la emotividad y porque significó el resurgir de Rafaelillo. Marcó un antes y un después en mi carrera; pero las dos de esta temporada han tenido más importancia y han sido más completas. Lo que pasa es que no se han valorado igual porque mis actuaciones se juzgan con mayor exigencia, porque he crecido como torero.

El toro de Miura embiste distinto al resto. ¿Cuáles son sus principales características?

Tiene muchas más complicaciones que otros. Coloca la cara de distinta manera, suele pegar más cabezazos de la cuenta y es muy difícil que no te enganche los engaños. Es un poco bruto y no tiene ese punto de entrega total. Embiste hacia dentro y resulta más difícil conducirle porque no llega hasta el final del muletazo.

También ha realizado otra buena faena a un toro de Adolfo Martín en Madrid esta temporada.

No fue una faena tan lúcida como con el ejemplar de Miura. El de Adolfo me quiso comer desde que salió por la puerta de chiqueros. Fue un toma y daca porque era un toro muy encastado. Conforme cogí la muleta, se paró, desarrolló sentido, queriéndome coger. Fue una faena de mucha entrega, de cruzar la línea. Me metí en los terrenos de cercanías, le aguanté miradas, parones. Al final, el animal se sintió dominado, me vine arriba y conseguí ejecutar naturales de mucha categoría. Fue una obra de matices y mucha importancia.

En Valencia, por Fallas, realizó una faena a otro toro de Adolfo de embestida corta y con el inconveniente añadido del viento, que molestó durante la lidia.

Fue otro toro complicado, que reponía, que se quedaba abajo. Conseguí cortarle una oreja y ratificar que lo conseguido la temporada pasada no fue fruto de la casualidad.

¿Cuáles serían las principales características del toro de Adolfo Martín a su entender?

Un toro que mira mucho, que embiste muy despacio, que suele reponer y quedarse más bien corto. Son animales muy listos a los que hay que llevar muy tapados, consintiéndoles mucho, con decisión, valor y temple. Con uno de este encaste hay que ponerse muy de verdad porque alargarle la embestida cuesta una enormidad. Exige muchos conocimientos técnicos y cuesta un mundo estar delante de ellos porque no te regalan ni un centímetro. Ahora, cuando se entrega, disfrutas de lo lindo.

¿Resulta difícil evolucionar como matador de toros con este tipo de corridas tan duras?

Lo primero es aguantar veinte años de alternativa con este tipo de corridas. Aunque son festejos que pueden pasarte una factura psicológica tremenda, uno evoluciona a base de capacidad y madurez, sobreponiéndose a las adversidades.

¿Le gustaría salirse del circuito de este tipo de corridas?

No me lo planteo. Es donde estoy agrandado mi carrera, porque se me respeta y valora. El triunfo con este tipo de toros tiene muchísima más importancia y estoy feliz porque empiezo a sentir el respeto y el cariño de los aficionados. Y eso resulta muy gratificante.

De hecho, pudiendo elegir otro tipo de ganaderías, decidió matar la de Miura y Adolfo en Madrid.

Así es. Fijaos en la reacción del público cuando salió el sobrero de Valdefresno como sustituto del de Miura. La gente no quiere verme con otro tipo de toros.

¿Qué recuerdos le evoca el toro ‘Trastero’ de Cuadri, con el que triunfó hace dos ferias de julio en Valencia?

Ha sido una de las faenas importantes en mi trayectoria ya que un animal me dio mucho crédito en un momento difícil. El toro fue muy encastado. Fue un trabajo pleno de emotividad e importancia, que se vivió con gran intensidad en los tendidos.

¿Ese toro significó un punto de inflexión en su carrera?

Fue más un punto de continuidad hacia la madurez. El colofón de esa etapa fue la faena a ‘Injurado’, de Miura, del que ya hemos hablado. Se estaba fraguando ese cambio que se ha producido en mi tauromaquia.

¿Se reencontrará en la próxima Feria de Julio de Valencia con la corrida de Cuadri?

Si Dios quiere estaremos en Valencia con los toros de don Fernando, que tienen mucho cartel en esa plaza. Es una feria que se me ha dado muy bien los dos últimos años. La afición sabe valorar el toreo bueno y la entrega. Disfruto mucho cuando toreo en esa plaza.

Esta temporada cumple veinte años de alternativa. ¿Tiene previsto realizar algún gesto en Murcia con motivo de esta efeméride? ¿Quizás una corrida en solitario?

No lo sé. Las encerronas ahora no son fáciles porque hay una situación real en España que se llama crisis. Estos días negociaremos mi presencia en esta feria y si se plantea algo por derecho que me motive, no lo voy a rechazar.