«Hoy he visto la muerte muy cerca», destaca Adrián Sánchez, un murciano de 22 años que fue protagonista ayer en los enfrentamientos entre partidarios y detractores del tradicional Toro de la Vega.

Como señal de reivindicación, el joven se encadenó por el cuello a una señal de tráfico para intentar retrasar el festejo y lograr así que lo suspendieran, pero lo que no se esperaba es que soltaran el toro con él encadenado.

Las fuerzas de seguridad suelen desalojar a los antitaurinos antes de la suelta, pero en esta ocasión -según Sánchez- no ocurrió.

Explica que sobre las 10.20 buscó un lugar para atarse y le dio las llaves del candado a un compañero para que las tirase al río. De esta manera «pretendemos retrasar la salida del toro porque es cuando vienen a desalojarnos».

« Llegadas las once la mañana, tiraron la bomba mayor y yo pensaba que no era verdad, pero empezamos a ver a la gente correr. Mis compañeros fueron a avisar a la Guardia Civil, pero nos ignoraron cuando sabían que yo estaba allí encadenado», declara el murciano, quien asegura que el toro pasó a cinco metros de él.

Finalmente fueron los bomberos quienes, una vez terminado el torneo, lo liberaron rompiendo el candado con cizallas hidráulicas.

Asegura que los enfrentamientos comenzaron a primera hora de la mañana cuando defensores del Toro de la Vega cargaron contra él y otros compañeros. «Lo que ocurrió ayer fue un intento de asesinato a una persona inmovilizada», afirma el murciano. «No había policías en todo el recorrido, agredieron a la prensa e hirieron a compañeros». «Había hasta policías llorando porque no se creían lo que estaba pasando, pero claro ellos solo pueden obedecer órdenes», asegura el joven.

Adrián lleva desde el 2012 viajando hasta la localidad vallisoletana para protestar contra este festejo. El joven se desplazó a Tordesillas en un autobús con manifestantes de Murcia, Albacete y Alicante. «Doy gracias a que no vino más gente», concluye.