La última localidad que seguía sin electricidad debido a las nevadas, Zhanglei (en la provincia central de Guizhou) volvió a tener luz en la madrugada del sábado tras semanas "a oscuras".

Técnicos de la Corporación Estatal de Energía tuvieron que reparar más de 172.000 postes de alta tensión que se derrumbaron por el peso de la nieve y el hielo, así como 153.000 kilómetros de cable dañado, en diez provincias del este del país.

La ola de frío causó más de un centenar de muertos y afectaron a 105 millones de chinos, de los que 1,5 millones tuvieron que ser evacuados de sus hogares, además de pérdidas por valor de 21.000 millones de dólares.

Las nevadas destruyeron el 10 por ciento de los bosques del país y ocasionaron un 70 por ciento de pérdidas al sector turístico.

El temporal sorprendió al sur de China, poco acostumbrado a ese clima, en su peor momento, cuando todo el país se disponía a celebrar la entrada en el Año Nuevo de la Rata.

Ello motivó el caos en los transportes, ya que cientos de millones de chinos viajaban en estas fechas para reunirse con sus familias en la fiesta más tradicional.