Según informó hoy el periódico australiano "The Daily Telegraph", Demi Brennan, que recibió el trasplante hace cinco años, cuando tenía quince, lleva tres y medio sin recurrir al tratamiento inmunosupresor que se aplica a todos los receptores de un trasplante para evitar que su cuerpo rechace el órgano recibido.

Además, el tipo sanguíneo de la joven, que era O negativo, se ha convertido en O positivo, y sus células blancas, que forman su sistema inmunológico, también han emulado a las del chico de doce años de quien recibió el hígado.

"Tenemos que revisar todo lo que le pasó a Demi, ver por qué (le sucedió) y si podemos replicarlo", dijo al citado periódico Stuart Dorney, antiguo director de la unidad de trasplantes de hígado del Children's Hospital de Westmead, en Sídney, donde se realizó la operación.

"Pero es posible que no podamos (replicar la experiencia). Puede que la razón (del cambio celular en el cuerpo de Demi) se deba a que utilizamos el hígado de una persona muy joven, y Demi tenía un número muy bajo de células blancas", explicó Dorney.

Los científicos australianos que trataron a Demi Brennan han concluido que las células madre del hígado donado se implantaron de alguna forma en la médula ósea de la paciente, y empezaron así a producir nuevas células sanguíneas del tipo de las del donante.

Unos nueve meses después del trasplante los médicos observaron que las células rojas de la paciente se estaban muriendo y que las células inmunes de la chica estaban atacando a las nuevas células rojas.

Los médicos concluyeron que las nuevas células inmunes habían sido generadas por el hígado donado, porque llevaban el cromosoma masculino Y.

Al eliminar el tratamiento inmunosupresor, las nuevas células inmunes de Brennan lograron erradicar las células antiguas y la salud de la paciente se estabilizó.

La experiencia ha sido recogida por Stephen Alexander, un investigador del Children's Hospital de Westmead, y publicada en la revista científica "New England Journal of Medicine".