El mapa se ha realizado desde el velero científico "Íbero" de la Fundación "La Caixa", con la ayuda de 102 estaciones acústicas repartidas entre el Cabo de Creus y el Delta del Ebro, según ha explicado hoy Michel André, director del laboratorio y coordinador del proyecto, quien ha anunciado que para enero de 2009 estará terminado el primer mapa acústico español.

Concebido como una herramienta de gestión que permita controlar el ruido submarino, el mapa pretende concienciar a los ciudadanos sobre la realidad acústica del litoral, y ser un elemento que sirva para velar por la conservación de la biodiversidad.

Según André, el ruido en el mar ha existido siempre, pero la introducción masiva de fuentes sonoras artificiales ha hecho de la contaminación sonora submarina una amenaza para el equilibrio marino porque afecta a especies, como los grandes cetáceos, cuya vida depende de la información acústica que perciben e intercambian con los de su especie.

El transporte marítimo, la exploración y producción en alta mar de gas y petróleo, los sonares militares e industriales, las cargas explosivas submarinas, militares o civiles, las actividades de ingeniería y el ruido de aviones supersónicos han introducido en un siglo ruido en una escala nunca vista en 10.000 años, y las especies no han podido adaptarse a estos cambios.

Ha explicado que el sistema auditivo de los cetáceos actúa a través de los canales auditivos como filtros de frecuencias, y ha señalado que cuando se solapan los ruidos por la contaminación acústica pierden sensibilidad a los sonidos que le permiten vivir.

Para elaborar el mapa, al que se puede acceder a través de la web sonsdemar.eu, se ha determinado la firma acústica de cinco tipos de embarcaciones que transitan por el Mediterráneo, se han registrado los niveles sonoros de los cetáceos y se ha tenido en cuenta el volumen de tráfico en los puertos según las horas y los días.

Así, a través de una aplicación interactiva del mapa, y en cada una de las zonas de interés delimitada, se puede seguir a lo largo del año la contribución sonora asociada al tráfico marítimo, y escuchar y determinar en tiempo real las áreas con mayor carga acústica del litoral español.

Con este mapa se ha visto que en los dos principales puertos catalanes se llega a los 190 decibelios de ruido, que son un umbral de dolor para muchas especies de cetáceos y que en zonas próximas a los puertos deportivos se alcanza en verano una contaminación sonora de 160-170 decibelios bajo el mar.

Para los autores del estudio, hay que limitar el uso de fuentes sonoras submarinas potentes hasta que se conozcan los efectos sobre los mamíferos marinos, y evitarlas en áreas de concentración de estas especies.

Esto implica, según han señalado, desarrollar instrumentos legislativos que permitan ayudar a implementar las políticas europeas y nacionales en materia de control de la contaminación acústica marina.

En este sentido, han anunciado que el Ministerio de Medio Ambiente les ha encargado que colaboren en la redacción de una normativa que regule el ruido en el interior del mar, que deberá estar concluida antes de dos años.

Michel André ha puntualizado que se trata de hacer compatible la actividad portuaria y marítima con el mundo animal, y que se puede hacer utilizando sistemas de insonorización en los motores de las embarcaciones para minimizar el ruido, como se hace en naves militares para pasar desapercibidas.