En un artículo que publica la revista esta semana, los investigadores señalaron que la forma de ciertas estructuras en el virus podría ser la clave que permita la transmisión a los humanos.

En las aves la forma de las estructuras equipara la forma de azúcares en las vías respiratorias de los animales y esto permite que la infección se propague.

Esos azúcares actúan como enganches: cuando una partícula viral encuentra una célula se conecta con la molécula de azúcar y la usa como punto de entrada para la infección. Una vez que el virus está dentro de la célula se replica y desde allí se propaga a otras células.

En los humanos las formas difieren, pero si el virus se modificara, la infección podría convertirse en una pandemia, señalaron los autores.

El biólogo celular de MIT, Ram Sasisekharam y sus colegas estudiaron dos cepas del virus de la gripe aviar, H3N2 y H1N1 -este último estrechamente relacionado con el virus que causó la epidemia de gripe de 1918- que son capaces de contagiarse de las aves a los humanos.

La pandemia de gripe de 1918 causó la muerte de unos 50 millones de personas, y otros brotes en 1957 y 1968 dejaron más de tres millones de muertos.

Desde el brote de fiebre aviar en 1997 en Hong Kong el virus H5N1 se propagó rápidamente a todo el mundo primero en aves de corral y luego en aves silvestres.

La enfermedad mató a millones de aves en 66 países, la mayoría desde 2003, pero todavía el virus no se ha modificado como para convertirse en causa de una enfermedad común entre los humanos.

Si bien el virus H5N1 hasta ahora no ha sido de fácil contagio entre los humanos, ya ha probado su capacidad letal: de las 348 personas que se sabe que tuvieron la infección con H5N1 desde 2003, 216 han muerto.

Como todo virus, el H5N1 evoluciona constantemente y la humanidad, con una economía global integrada y miríada de viajes intercontinentales es, según algunos científicos, una población a la espera del virus que pueda atacarla.

El descubrimiento de los científicos de MIT permitirá que las autoridades sanitarias detecten vetas de H5N1 que muestren adaptaciones capaces de contagiar a los humanos, y que se desarrollen vacunas y medicamentos más precisos, en anticipación de los brotes.

Los dos virus estudiados por Sasisekharan y su grupo se enganchan con configuraciones de azúcares conocidas como a2-6 glicán sialilato que se encuentra exclusivamente en las vías respiratorias superiores de los humanos.

Las aves tienen azúcares un poco diferentes, conocidas como a2-2 glicán sialilato, con las cuales el H5N1 se conecta fácilmente. Para que la propagación entre humanos fuese más fácil el H5N1 debería configurarse para los azúcares en las vías respiratorias humanas.