Estas zonas deben ser de matorral mediterráneo, con un mínimo del 50 por ciento de cubierta vegetal y una población de más de tres conejos por hectárea que garantice la alimentación de este felino, según dijo a Efe el director del plan de conservación del lince de la Junta de Andalucía, Miguel Angel Simón.

Simón explicó la experiencia para conservar este felino seguida desde hace lustros en Andalucía, donde sobreviven los últimos doscientos ejemplares de lince ibérico, concentrados en sendas poblaciones en Sierra Morena y Doñana.

Destacó que para aumentar la población de Sierra Morena ha sido crucial firmar casi un centenar de convenios con fincas privadas para aplicar en ellas medidas para favorecer su conservación.

Simón, experto en el lince ibérico -el de mayor peligro de extinción de las especies de felino que viven en el planeta- cree que el éxito de su reintroducción en Portugal, Extremadura y Castilla-La Mancha no sólo dependerá de un "complejo" trabajo científico sino, también, "de lograr el máximo respaldo social posible".

"La labor de los científicos no sirve para nada si no está acompañada de un amplio respaldo social", enfatizó.

Abogó por que esta reintroducción se intente con la suelta de ejemplares nacidos en cautividad en espacios de unas 20.000 hectáreas porque, destacó, "con la suelta de una pareja no haremos nada".

Opinó que Portugal, Extremadura y Castilla-La Mancha cuentan con espacios suficientes para esta reintroducción, aunque deberá realizarse en ellos manejo de hábitat, gestión de alimentos y, sobre todo, planes de eliminación de riesgos como cebos envenenados o tráfico rodado a cierta velocidad.

Paralelamente al acondicionamiento de estas zonas -que se prevé acabar en 2009- se construirán en estos territorios tres centros de cría en cautividad, que requerirán una inversión conjunta de 4,5 millones de euros y otro millón al año para su mantenimiento.

En las zonas acondicionadas se liberarían ejemplares del plan de cría en cautividad que dirige la científica Astrid Vargas en El Acebuche, en Doñana (Huelva), donde ya se ha logrado el nacimiento de media docena de cachorros en los dos últimos años.

La Junta de Andalucía tiene previsto reforzar este centro -donde ya viven una veintena de linces- con otros en La Aliseda, en Despeñaperros (Jaén) y en Los Villares, en la Sierra de Córdoba.

También trabaja la Junta en elegir una zona de reintroducción del lince entre cuatro emplazamientos seleccionados de las provincias de Sevilla, Córdoba y Jaén.

El incremento de los centros de cría en cautividad y la expansión del lince en más territorios diversificaría el actual riesgo de que los últimos doscientos ejemplares estén concentrados en sendos enclaves de Andalucía.

Para 2009 se prevé haber logrado medio centenar de nacimientos en cautividad, cifra que permite preservar un 85 por ciento de la variabilidad genética de la especie y contar con un número suficiente de cachorros cada año.

Simón aboga por que los ejemplares se liberen con "sueltas blandas", es decir, en cercados de 6 a 8 hectáreas y con una elevada densidad de conejos que facilite su alimentación.

Estos linces serían seguidos con cámaras y radiotransmisores para comprobar que su adaptación se realiza "de la forma más parecida a la vida salvaje", momento en el que se les abrirían las puertas de los cercados para liberarlos.

Otra técnica prevista es introducir en cada cercado una hembra preñada para que los cachorros nazcan dentro de él y se adapten con más facilidad al territorio que se pretende colonizar.

Simón rebatió las críticas al coste de la conservación del lince ibérico y recordó que los 26 millones de euros presupuestados en el segundo programa Life para conservar este felino suponen invertir 20 euros por ejemplar, año y hectárea en la zona donde se trabaja.

"El lince ibérico es una especie única en el mundo y un patrimonio que los españoles tenemos la obligación de proteger de igual manera que protegemos nuestro patrimonio cultural", apostilló.

Recordó que esta "especie singular" es el resultado de miles de años de evolución que "sólo tenemos los españoles" y que debe preservarse para generaciones futuras.

"Debemos ser capaces de defender el lince como defendemos un monumento, porque es un monumento de la naturaleza tan importante como las obras de arte de nuestro patrimonio cultural", concluyó.