El resultado del trabajo realizado por Thomas Krober y Patrick Guerin en el instituto de zoología de ese centro universitario es una membrana artificial compuesta de celulosa y de silicona que imita la fisiología y la elasticidad de la piel.

Según los expertos, el dispositivo permite comprobar de forma más rápida y económica la eficacia de productos contra las garrapatas y determinar, con más facilidad que sobre ratones vivos, la dosis óptima de una sustancia destinada a causar la muerte del ácaro y su despegue de la membrana.

Asimismo, los agentes patógenos depositados por la garrapata en la capa de sangre subyacente a la membrana artificial pueden recuperarse y su identificación, a juicio de los investigadores, abre la vía a la fabricación de remedios específicos contra esos parásitos.

La Universidad de Neuchatel señaló que ese procedimiento podría revelarse especialmente útil tanto en países tropicales donde el ganado haya sido "infestado de garrapatas", como en la lucha contra enfermedades transmitidas por insectos como el mosquito y la mosca tsé-tsé.