Mientras los servicios de rescate buscan cuerpos y pistas entre los amasijos de uno de los convoyes de metro siniestrados, la Policía advirtió de que puede incrementarse el número de fallecidos, si bien no considera probable que la cifra de muertos alcance el centenar.

Las labores de rastreo se centran en un tren que circulaba entre las estaciones de King´s Cross y Russell Square, en pleno centro de Londres, y en el que la detonación de una bomba causó 21 muertos.

"La operación de recuperación de cuerpos continúa en estos momentos. La operación durará lo que haga falta", afirmó Willie McCafferty, superintendente jefe de la Policía de Transporte Británica.

La cadena de explosiones, perpetradas en tres trenes y un autobús de dos pisos, también causó heridas a unas setecientas personas, veintidós de ellas en estado grave, que continúan siendo atendidas en hospitales de la capital británica.

En una rueda de prensa, el comisario jefe de Scotland Yard, Ian Blair, puntualizó que trece personas murieron por la bomba que estalló en el autobús.

Blair también confirmó que los atentados fueron obra de más de un terrorista, ya que el tiempo transcurrido entre las cuatro detonaciones hace pensar que una sola persona no pudo perpetrar la matanza.

"No hemos efectuado ninguna detención hasta el momento", precisó el responsable policial, al subrayar que la matanza, de la que no hubo advertencia previa, lleva la marca de (la red terrorista) Al Qaeda.

El comisario indicó que, tras los atentados, resulta "muy obvio" que una célula terrorista opera en el Reino Unido, si bien resaltó la "implacable determinación" de la Policía para atrapar a los autores.

Asimismo, Ian Blair concretó que fueron víctimas de los atentados ciudadanos no sólo del Reino Unido, sino de otros países como Sierra Leona, Australia, Portugal, Polonia y China.

"Este -señaló- fue un ataque totalmente arbitrario, aleatorio, independientemente de la raza, el color, el sexo y la edad" de las víctimas.

El responsable policial reiteró su llamamiento a la ciudadanía para que aporte "cualquier información" que pueda ser útil para apresar a los responsable de la masacre, y sentenció: "Todos juntos podemos derrotar al terrorismo".

Además, el comisario insistió en que "no hay nada que sugiera que los ataques fueron cometidos por suicidas" y reiteró su intención de "atrapar a los culpables".

Durante la jornada de hoy, los londinenses trataron de volver a la normalidad, después de la vorágine vivida la víspera, mientras las víctimas se recuperaban en varios hospitales de la capital británica.

La propia reina Isabel II de Inglaterra visitó hoy a algunas víctimas de la tragedia en el Royal London Hospital, en el este de Londres, y subrayó que los terroristas "no cambiarán nuestro modo de vida".

Por su parte, el alcalde de Londres, Ken Livingstone anunció que el Ayuntamiento pondrá el próximo lunes a disposición del público un libro de condolencias, al tiempo que creará un fondo de ayuda para asistir a las víctimas.

En un intento de infundir ánimo a los londinenses, Livingstone adelantó que el próximo lunes tomará el metro para ir a trabajar y dio un consejo a sus conciudadanos: "Deberíamos -comentó el primer edil- seguir disfrutando y viviendo en esta ciudad".