Caridad: tercera virtud teologal, junto con Fe y Esperanza. Las virtudes teologales son los hábitos que Dios infunde en la inteligencia y en la voluntad de los humanos. Y en el caso de la Caridad, el Catolicismo precisa que se trata de «aquella virtud teologal por la cual se ama a Dios sobre todas las cosas por Él mismo y al prójimo como a nosotros mismos».

«Un mandamiento nuevo os doy: amaos los unos a los otros, como yo os he amado; así también amaos los unos a los otros. Vuestro amor mutuo será el distintivo por el que todo el mundo os reconocerá como discípulos míos.». Así se expresó Jesús, según apunta San Juan en su Evangelio, y en torno a esta premisa se articula la procesión del Sábado de Pasión por la tarde en Murcia. 

El Paso de La Oración en el Huerto, de la cofradía de La Caridad, a su paso por Santa Catalina nada más salir del templo del mismo nombre, en Murcia

El Paso de La Oración en el Huerto, de la cofradía de La Caridad, a su paso por Santa Catalina nada más salir del templo del mismo nombre, en Murcia A.L.H.

Del templo de Santa Catalina, en la plaza del mismo nombre, partía la segunda procesión de la jornada: la de la Muy Ilustre y Venerable Cofradía del Santísimo Cristo de la Caridad. Nazarenos de túnica color rojo corinto y ocho tronos, porque este año se estrenaba uno: el que salió en sexto lugar, ‘El expolio de Cristo’, un conjunto firmado por Ramón Cuenca Santo (el mismo escultor que en 2013 creó al ‘San Juan’ que se luce en este cortejo) y que representa a Jesucristo, coronado de espinas y ensangrentado, siendo torturado por sus verdugos. Hasta tres individuos atormentan al Mesías, mientras otro mira sin mover un dedo para ayudarlo. Móviles en alto, hay que grabarlo.

'El Expolio de Cristo', nuevo paso del cortejo de La Caridad Juan Carlos Caval

Santa Catalina y aledañas, como la calle de las Mulas o la plaza de Las Flores, estaban abarrotadas. Rompía el hielo ‘La Oración en el Huerto’, con nuevas figuras de los apóstoles, y le seguía ‘La Flagelación’, al son de la burla. La calle Marquesa era un río de penitentes de color corinto. En la puerta del Museo Gaya aguardaban, con la mantilla puesta, las Manolas.

A las nueve menos cuarto de la noche se encendieron las farolas de la plaza. «Se ha hecho de día», sonrió una joven. Mientras, Jesús Nazareno, en la puerta del templo, veía a sus penitentes desfilar delante de él. Cuando partió, le siguieron media docena de las Manolas, con mascarilla negra y antorcha en mano.

El paso 'La coronación de espinas' sale del templo A.L.H.

Una joven Verónica, con los ojos inyectados en luz, daba paso a la novedad del desfile. «Sale el paso del que vinimos a ver la inauguración y luego ya con San Juan sale papá», explicaba una mujer a sus hijos. Dos minutos después de las nueve cruzaba el dintel el conjunto nuevo. «Aplaude al paso que sale», instaba una señora a una niña, que grababa con su móvil el momento. Aplaudió ella y toda la plaza. Como cuando, al filo de las diez de la noche, salía el titular, al que tocaron el himno nacional. Aplaudieron los murcianos por un mandamiento nuevo. Por Caridad. Y por amor.