Encontrar una cama o una mesa en la ciudad se ha hecho harto difícil esta Semana Santa. La ciudad se abría nuevamente al turismo y semanas antes ya era imposible encontrar un hotel o un restaurante que no hubiese colgado el cartel de ‘completo’. La ocupación ha sido del cien por cien en los días claves y los llamados de ‘transición’ van cobrando protagonismo con la ampliación de la estancia de los visitantes que crece por momentos.
Los Desfiles Bíblico Pasionales de Viernes de Dolores y Domingo de Ramos comienzan a competir en cuanto a cifras con los de Jueves y Viernes Santo. Los turistas reclaman conocer más sobre el trabajo de las cofradías y a la presencia en la carrera principal suman visitas a las exposiciones extraordinarias, a las cuadras de las cofradías, pero también a los ensayos de tronos y otros acontecimientos que hasta ahora estaban únicamente abiertos a los lorquinos.
«No creo recordar unos encuentros tan multitudinarios. Los ‘Anuncios’ fueron impresionantes en cuanto a participantes, pero también el resto de acontecimientos que se han sucedido en torno a las cofradías. Los vía crucis, los ensayos de tronos, de las bandas… Había mucho interés por parte de los lorquinos, pero también hemos podido ver a muchos visitantes, turistas, disfrutando de estas actividades», afirmaba en declaraciones a LA OPINIÓN el alcalde, Diego José Mateos Molina.
Este interés ha logrado que comiencen a recuperarse cifras anteriores a la pandemia. «No solo hemos llenado los hoteles de Lorca, sino también de la comarca. Y en la hostelería, la respuesta ha sido masiva, gracias a que el Ayuntamiento permitió la ampliación de las terrazas», apuntaba Mateos. El lleno era evidente Jueves y Viernes Santo, «pero también el resto de los días el crecimiento va en aumento. Hemos logrado con la incorporación de actos durante toda la Semana Santa mantener a los visitantes un mayor número de días», detallaba.
La ocupación de los hoteles, hostales y casas rurales ha sido del cien por cien. Y la anual está en torno al 75 y 80 por ciento, afirmaba el vice alcalde y concejal de Turismo, Francisco Morales, que veía «necesaria» la ampliación de plazas hoteleras. «La oferta de Lorca va en crecimiento y la estrategia de comunicación turística nos lleva a que podemos lograr el cien por cien durante todo el año, por lo que vamos a trabajar para propiciar la apertura de nuevos establecimientos».
El casco antiguo, destacaba, será el emplazamiento de «un hotel boutique que abrirá gracias a la inversión privada. Pero necesitamos más, como también está entre nuestros propósitos la recuperación del recinto histórico, fundamental para atraer más turistas», añadía Morales.
La desestacionalización de la Semana Santa es un logro en el que las cofradías, sobre todo blancos y azules, han tenido mucho peso. La apertura de sus museos todo el año y las estrategias de comunicación y celebración de constantes argumentos con el suficiente calado para atraer público ha multiplicado la presencia de turistas en estos espacios a lo largo de todo el año.
Los turistas han vuelto a Lorca y lo han hecho desde Reino Unido, Francia, Alemania e Italia. Las cifras aún están lejos de las anteriores a la pandemia, pero la Semana Santa ha logrado el propósito de abrir la ciudad de nuevo al turismo. El visitante nacional, el más inmediato, ha ocupado ampliamente las estadísticas. Han llegado desde Madrid, Barcelona, Alicante y Almería. Y los lorquinos, de todo el mundo, han vuelto a casa para disfrutar de los Desfiles Bíblico Pasionales como no lo hacían desde hace largo tiempo.
Las casas de Lorca han acogido a miles de visitantes. Estos días no ha quedado ni una sola cama en hoteles, hostales y casas rurales, pero tampoco en las viviendas de los lorquinos que han acogido a familiares y amigos para mostrar la «mejor Semana Santa del mundo», como ha repetido estos días hasta la saciedad el alcalde de Lorca.
