La Opinión de Murcia

La Opinión de Murcia

Semana Santa en Lorca

"Un caballo procesionista tiene que ser vistoso y valiente, que se crezca cuando pise la arena"

Jesús Úbeda Elvira es el vicepresidente del Paso Blanco responsable de las caballerías y los enganches que hoy y mañana saldrán en procesión

Jesús Úbeda Elvira el pasado Viernes de Dolores antes de salir a procesión con el grupo de la Caballería Imperial del Paso Blanco. P.W./T.M.

En su persona se cumple estos días aquello de que la vida no da más de sí. Le falta tiempo y le sobran quehaceres. Está al frente de una de las comisiones más importantes del Paso Blanco por el papel protagonista que el caballo tiene en los Desfiles Bíblico Pasionales desde su incorporación en el año 1856 como elemento dinamizador y diferenciador. «Con los días que llevamos ya ha quedado claro que está siendo una Semana Santa especial porque supone recuperar nuestras procesiones. Yo tengo que decir que estaba bastante nervioso porque parece que con el parón se había perdido un poco la costumbre, el ritmo, pero una vez que te ves metido en procesión, todo se pasa y a disfrutar deseando que las cosas salgan bien», afirma.

Entre 200 y 250 caballos procesionan este año con el Paso Blanco sumando las procesiones de Viernes de Dolores, Domingo de Ramos, Jueves Santo y Viernes Santo. «A medida que los Desfiles se han ido haciendo más grandes en cuanto a grupos bíblicos que se van incorporando es necesario contar con más animales y jinetes. Este año podemos decir que un 35% de los que procesionan son de Lorca y un 65% de fuera. Proceden prácticamente de toda España».

Aunque la mayor parte de estos caballos son de pura raza española, no es éste condicionante para procesionar porque además no es lo que se demanda a los caballos procesionistas. «En realidad lo que buscamos en los caballos es que sepan crecerse cuando les toca entrar en la procesión, cuando llega el momento de pisar la arena. Tienen que tener un carácter fuerte, ser valientes y vistosos, capaces de soportar la presión que supone la presencia del público, los ruidos... en definitiva, el ambiente general de nuestros Desfiles», matiza Jesús.

Obviamente, el jinete influye en cómo se comporte el caballo, pero Jesús Elvira incide en que «el 80% del trabajo depende del animal. El jinete es el responsable de ayudar al caballo a soportar la presión y de alguna forma, a hacerlo disfrutar también de la puesta en escena».

La contratación para la Semana Santa de 2022 no se cerró definitivamente, tanto en blancos como azules, hasta que el Ayuntamiento de Lorca y las cofradías confirmaron que habría Desfiles Bíblico Pasionales. No obstante, la relación con los caballistas no se pierde durante todo el año y las conversaciones son habituales «Nunca perdemos el contacto porque algunos de los que vienen se han convertido en amigos porque llevan mucho tiempo con nosotros».

Si al público, que no está implicado directamente, le genera tensión el paso de las caballerías y enganches, a Jesús lo que más le incomoda es la espera antes de incorporarse a procesión. «Yo una vez que entran por el Óvalo ya me quedo más tranquilo, pero ese estar parado en Lope Gisbert y tener que ir avanzando poco a poco, me mata. Los caballos también se desesperan porque no tienen espacio para moverse y además la gente se va cruzando. Estamos deseando que entren porque es en ese momento cuando vemos el fruto del trabajo realizado durante todo el año; y ya, cuando veo a mi virgen procesionar, ¡ya está todo más que recompensado!».

Al igual que ocurre con los caballistas azules, también Jesús reconoce que se ha convertido en un duelo más entre las dos cofradías mayoritarias la entrada de las cuadrigas el Viernes Santo por el Óvalo. «La verdad es que es espectacular, pero yo sufro bastante porque el giro se las trae y van muy rápido, menos mal que tanto los aurigas como los cocheros que están esperándolos están muy preparados».

Jesús llevaba una década sin procesionar y este año ha regresado a la arena. «Salí el Viernes de Dolores con la Caballería Imperial, por matar el gusanillo. A veces a uno también le entran ganas de estar ahí entre el pueblo blanco». Mañana le toca sufrir como a todo buen procesionista. El viernes también, pero como él dice, todo habrá merecido la pena cuando la Virgen de la Amargura abandone temporalmente su templo para ser acogida al grito de «guapa, guapa y guapa».

Compartir el artículo

stats