Los marrajos lloran el cruel asesinato de Jesús

Jesús de Nazareth fue crucificado, muerto y sepultado hace unos 2.000 años. Pero cada Viernes Santo, la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno nos cuenta cómo de cruel puede ser la sociedad para matar -por las envidias y rencores- a un joven que llevaba tres años sembrando paz y amor en su vida pública.

Con 12 tronos la procesión del Santo Entierro de Cristo salió a la calle desde la Iglesia de Santa María de Gracia, para volver a esta misma 'catedral de las procesiones cartageneras'. La abrían los granaderos y el Santo Cáliz, seguidos de Nuestro Padre Jesús Nazareno, el Expolio de Jesús, la Santa Agonía de Cristo, La Lanzada, el Descendimiento, la Virgen de la Piedad, el Enterramiento de Cristo, los soldados romanos y el Santo Sepulcro, seguido de representantes de la Corporación Municipal, y acompañados de Santa María Magdalena, San Juan y la Santísima Virgen de la Soledad.

Por primera vez, la procesión salió de día, al haberse adelantado una hora su salida "para que la recogida de la Virgen fuera a las 2:05 y así pudiera haber más gente cantándole la Salve", explica el Hermano Mayor de la Cofradía Marraja, Francisco Pagán.

Otra de las novedades fue que la agrupación de soldados romanos estrenó cinturones bañados en oro realizados por Dorados Peñalva y la restauración por la restauradora de la cofradía, Ana Sierra, del lábaro insignia de los Soldados Romanos (obra de Aladino Ferrer en 1943).

La misma restauradora acometió para este año la restauración de la Virgen de la Amargura hecha en 1963 por Efraín Gómez Montón, que procesiona en el trono de la Santa Agonía. Igualmente, procesionaron recién restaurados por Sierra los brazos del Cristo del Expolio.

Todo un conjunto de arte bien mimado para que año tras año el patrimonio marrajo, no sólo no se deteriore, sino que permita sacar con luz, flor, orden, música y explendor esta procesión que es la más larga de la cofradía con origen vinculado a los pescadores.