Semana Santa Cartagena

La madrugada del siglo XVII

La primera procesión de España muestra cómo eran los desfiles en Cartagena de antaño

La madrugada del siglo XVII.

La madrugada del siglo XVII. / L.O.

L.O.

La Cofradía del Cristo del Socorro organiza en la madrugada del Viernes de Dolores un vía crucis con el que representa las procesiones que se ponían en las calles de la ciudad después de fundarse en 1691, siendo un cortejo muy humilde y austero que transcurre en silencio, salvo el pasado año, en que surgieron aplausos motivados porque era la primera procesión que Cartagena tenía desde 2019 debido al paréntesis pandémico, lo que generó una alegría en algunos que rompió la severa norma de este cortejo. 

El ‘camino de la cruz’ se inicia en la calle Sepulcro, un lugar próximo a la Catedral que fue destruida por un bombardeo en 1939 y que era el lugar donde, al estar la capilla de la cofradía, salía este cortejo en el que se pide por la paz en el mundo, lo que cobra especial énfasis en estos tiempos por la invasión rusa a Ucrania.

Con los primeros pasos se siente una sensación especial entre el silencio y el ruido de gaviotas. Tras la primera estación, se llega en descenso a la plaza de San Ginés de la Jara, donde hay una multitud de personas que aguardan la llegada de la Virgen del Consuelo y del Cristo del Socorro. Ahí es donde comienzan a escucharse las saetas que jalonarán el recorrido.

Catorce paradas hay en el camino de la cruz. El capellán de la hermandad, Lázaro Gomariz, da voz a la primera. “Es condenado el inocente… Es más fácil condenar que perdonar”. Suceden las siguientes paradas litúrgicas con otras voces. “Jesús carga con nuestra cruz, cargada con nuestros defectos” (segunda), “Jesús cae por primera vez” (tercera), “Jesús encuentra a su madre…” (cuarta) y “El cirineo carga con una cruz que no es la suya…” (quinta). El siguiente alto es ante la entrada de Santa María. Allí espera la patrona de Cartagena en aquel siglo XVII que vio nacer a la Cofradía del Cristo del Socorro. Con los dos tronos encarados hacia ella, recibe como regalos tres ramos de flores (de la cofradía y cada uno de los grupos de damas de las dos agrupaciones) y la primera Salve procesionista de este año. La marcha continúa hacia la calle Honda con dirección a la Real Basílica Menor de la Virgen de la Caridad, donde, con los dos tronos en el interior, se celebra una eucaristía muy especial. A su conclusión, el punto de destino es la plaza de San Ginés, donde Cristo y su madre se despedirán tras escuchar la Salve. La Virgen se dirigirá hacia Santa María y el ‘moreno del madero’ subirá la cuesta a ‘paso de legionario’ hacia el punto del que partió.

Cartagena ya no sólo huele a Semana Santa, sino que también se oye, se ve y, sobre todo, se siente.