Cristo ha resucitado. Es el mensaje que se difunde en la última jornada de la Semana Santa de Cartagena, siendo los encargados de hacerlo los hermanos de NP Jesús Resucitado, la cofradía más joven de Cartagena, cuyo germen está en el seno marrajo en 1940, constituyéndose en hermandad en 1943 y organizando este cortejo desde 1945.

Aunque han sido diez días muy intensos y algunos cuerpos parecen tener agotadas sus reservas, lo cierto es que cada año apena que acabe la Semana Santa y más cuando lo hace coronada por la alegría de la resurrección de Jesucristo. Por ello, durante la recogida de la Virgen del Amor Hermoso las lágrimas caen de muchos rostros.

El cortejo va cargado de atractivos, como el momento en que el trono de la imagen titular pasa ante la Caridad, la elegancia de los tercios, las damas portapasos de Santo Tomás, la ilusión de los jóvenes del Santo Ángel, las subidas a ‘ritmo de legionario’ de la Virgen y San Juan por la calle Cañón, etc., a las que se suman las escenas finales ante Santa María, con la ‘Aparición’ de Jesús a su madre y la posterior recogida de la Virgen entre el canto de la Salve y los vítores de un pueblo.

El ‘Himno de la alegría’ que ofrece la banda musical de la Aparición de la Magdalena y el constante tintineo de las campanillas de los monaguillos son ejemplos de los sonidos que acompañan el paso de los procesionistas desde que cruzan la rampa de Santa María en un sentido (sobre las diez y media) hasta que lo hacen en el otro y se cierran las puertas, del templo sobre las tres y media de la tarde.

Los ‘resucitados’ llevan cuatro años esperando salir en procesión.

El domingo uno de abril de 2018 fue el último en que una procesión del Resucitado recorrió el corazón de la ciudad de Cartagena. Al año siguiente no pudo salir debido a la lluvia, llevándose a cabo en el exterior, en un receso del agua que caía del cielo, el acto de la 'Aparición' de Jesus a su madre, la Virgen del Amor Hermoso. Se da la circunstancia de que la hermandad blanca es la que más ha sufrido la lluvia en este siglo XXI, pues obligó a cancelar las salidas de 2004, 2011 y 2019, además de una precipitada recogida en 2013. El otro colectivo cofrade damnificado por las precipitaciones es el marrajo, que tuvo que suspender una procesión en 2002 (Encuentro), en 2007 (Entierro) y en 2016 (La Piedad) y dos (Entierro y Vera Cruz) en 2019. Como es conocido, en 2020 y 2021 no se celebraron desfiles pasionarios algunosdebido a un bicho de nombre COVID-19.