Las hermandades de Jesús Nazareno y de Cristo del Prendimiento son las de mayor andadura en la Semana Santa de Cartagena.

Conocer porqué emergieron en la pasión de estas tierras, cómo lo hicieron y su evolución son algunos aspectos que han ofrecido dos mayordomos de ambas cofradías en las conferencias de cuaresma organizadas por la asociación cultural ‘Cartagena siempre’ .

El sentido de los pasos marrajos La hermandad de Jesús Nazareno tomó en el siglo XVII el relevo de los dos desfiles que organizaba la Cofradía del Rosario. Desde entonces, y hasta la actualidad, se ha producido una evolución con pleno sentido, resalta Agustín Alcaraz, presidente de la agrupación de la Santa Agonía y comisario general marrajo.

El Viernes Santo, que no incluyó un crucificado hasta 1881, recoge casi todas las estaciones del Vía Crucis

El procesionista destaca que la Cofradía del Rosario («que estuvo pared con pared en Santo Domingo con la capilla marraja, siendo la suya la que ahora acoge a la Soledad») fue la que empezó

organizando las procesiones del Santo Entierro y de la calle de la Amargura, que ya se celebraban en 1613, según figura en el documento más antiguo del Archivo Municipal de Cartagena. «En 1648 se sufrió la pandemia de la peste, que acabó con el 50% de la población, circunstancia que, como es lógico, motivó que no hubiese procesiones durante un tiempo, siendo en 1663 cuando el obispo encomendó a la Cofradía del Nazareno, vecina de capilla de la del Rosario, la organización de las dos procesiones. Fue ahí cuando tuvo lugar el relevo», expuso.

Agustín Alcaraz también desveló que al principio, en 1663, las imágenes eran individuales («con una escenificación cuyo nexo lo aportaban oficios de los dominicos en la iglesia de Santo Domingo») y que el 15 de abril de 1881 (el mismo año en que la Dolorosa reemplazó a la Soledad en la procesión de la Amargura) se estrenó en el cortejo un crucificado a cargo del grupo del

Calvario, para en 1886 pasar al Cristo de la Agonía. Jesús en la cruz iba por delante del cortejo.

Una mayor catequesis

El discurso que se ofrecía de escenificación acabó en 1948 al incorporarse el grupo de la Verónica, «pasando a ser una narración de la liturgia con más catequización», continuó diciendo, detallando las escenas y tallas, con su proceso de incorporación. A finales del siglo XIX se unifican en un trono las santas mujeres y la Vera Cruz («luego se mantendría únicamente la Magdalena»); en 1904 se incorporó la Virgen de la Piedad; en 1940 lo hizo el Descendimiento...

«Fue en 1950 cuando se dio otro giro, pues Jesús Nazareno pasó a la noche», recordó, añadiendo que en 1960 se sumó el Entierro y se recuperaba la Magdalena, y que fue en los ochenta cuando se acoge al Expolio. Alcaraz asegura que la mayoría de estaciones del Vía Crucis están en la actualidad reflejadas:

  • I: Jesús es condenado a muerte por el Sanedrín = Imagen de la Condena de Jesús.
  • II: Jesús carga la cruz hacia el Calvario = Jesús Nazareno
  • III: Jesús cae por primera vez = Grupo de la primera caída
  • IV: Jesús encuentra a su madre María = Momento del Encuentro en la plaza del Lago entre el Nazareno y la 'Pequeñica'.
  • V y VI: Jesús es ayudado por Simón Cirineo a llevar la cruz y la Verónica limpia el rostro de Jesús = Grupo de la Verónica
  • Las estaciones VII y IX recogen la segunda y la tercera caída, «pero es muy raro que se representen en alguna procesión», mientras que la estación VIII, que es 'Jesús encuentra a las mujeres
  • de Jerusalén', «es el vacío que quedaría», expresa. La primera parte corresponde a la procesión del Encuentro, mientras que la relación de estaciones se prolonga con la procesión del Santo Entierro
  • X: Jesús es desposado de sus vestiduras: Grupo del Expolio
  • XI: Jesús es clavado en la cruz = Grupo de la Lanzada
  • XII: Jesús muere en la cruz = Cristo de la agonía
  • XIII: Jesús es descendido de la cruz = Grupo del Descendimiento y talla de La Piedad, con su hijo fallecido en su regazo
  • XIV: Jesús es colocado en el sepulcro = Santo Enterramiento «Todo tiene un porqué y la procesión sale como sale por unos motivos», asevera Agustín Alcaraz.

LOS PUÑALES DEL CORAZÓN DE LA VIRGEN

La Virgen de los Dolores del hospital de la Caridad, cuyo nombre después se abrevió (Virgen de la Caridad) lleva 7 puñales porque recoge «todos los 7 dolores», resalta Alcaraz, apuntando que La Piedad lleva uno menos al representar el sexto dolor ('La Virgen recibe en brazos a Jesús ya muerto') más que por crear «una diferencia entre esa talla y la patrona». Por su parte, la Dolorosa lleva 4 puñales porque es el cuarto dolor ('El encuentro de Jesús con la cruz a cuestas camino del calvario'), mientras

que la Virgen de la Amargura lleva una metopa con cinco puñales para representar el quinto dolor ('La crucifixión y la agonía de Jesús').

Los desfiles más recientes

Después, el presidente de la Agonía se refiere al origen de la procesión del Lunes Santo. «En 1923 tuvo lugar la coronación canónica de la Virgen de la Caridad y existía un gran fervor hacia la

patrona, que muchos reflejaron hacia la imagen de La Piedad, acompañándola en los traslados que se efectuaban desde la calle Alarve hasta Santo Domingo, por lo que hubo que ordenar esa masiva presencia de promesas y en 1930 se instauró la procesión», señaló.

La cuarta procesión fue la del Domingo de Resurrección en 1940, pero sólo un año al emanciparse y surgir la Cofradía de Jesús Resucitado.

El siguiente desfile marrajo llegó el 16 de noviembre de 1955. Un decreto del Papa Pío XII daba continuidad a la vigilia pascual y el Sábado de Gloria pasó a ser el Sábado Santo, «cobrando un sentido totalmente diferente al que tenía. Por ejemplo, ese día en Cartagena era el que acogía las corridas de toros, pues no era un día pasionario como tal», recuerda Agustín Alcaraz. El obispo de la Diócesis de Cartagena de entonces, Ramón Sanahúja y Marcé, recibió dos proyectos de procesiones para Cartagena, una de los marrajos como 'Procesión de la Soledad de María' y otra de los californios como 'Procesión del Cristo de la fe'. El obispado autorizó ambas, fijando las 18 horas del Sábado Santo para una y la una de la siguiente madrugada para la otra. Se desató la polémica y no hubo procesiones hasta 1959, cuando se resuelve el conflicto y surge la 'Procesión de la Vera Cruz y la Soledad', con la que la Cofradía del Nazareno «recuperaba tronos históricos», concluye el comisario marrajo.

Ángel Julio Huertas durante su charla mientras se proyectan imágenes californias que ya no existen 21DEHOY AGENCYA

En busca del despertar californio Ángel Julio Huertas Amorós fue el representante de la Cofradía del Prendimiento en el ciclo de conferencias, en el que expuso sus conclusiones sobre por qué surgió la cofradía en una Cartagena con muchas hermandades en el siglo XVIII y sobre su composición primitiva, que relaciona con los ‘Siete dolores de la Virgen’, además de explicar la presencia de la mujer Samaritana, lo que sólo se da en esta tierra.

El mayordomo y presidente de la comisión de arte de la hermandad comenzó exponiendo que la procesión “es la que nos atrapa. Somos procesionistas en primer lugar, y después, cofrades. Sin embargo, ser procesionista es la mejor forma de llegar a conocer el mundo cofrade”.

Después se adentró en los orígenes de la cofradía y de sus procesiones.

¿Cuándo se gesta la hermandad?, ¿quienes son sus integrantes?, ¿dónde?, ¿por qué una nueva cofradía en Cartagena?, ¿por qué se desfila el Miércoles Santo en lugar de otro día?…

Son algunas de las preguntas que lanzó tras exponer que en el siglo XVIII existían bastantes cofradías en Cartagena, en concreto, 32 según una relación de 1771, siendo la mayoría parroquiales. El 13 de junio de 1747 es la fecha de constitución de la Cofradía de Cristo en el Paso del Prendimiento, que en abril de 1748 organiza su primera procesión de Miércoles Santo. «Sólo sabemos lo expuesto y que el imaginero Francisco Salzillo, entre 1751 y 1773, creó 7 de los 8 pasos de la procesión. A partir de ahí poco más se conoce».

Epicentro mariano

Se conocen los cultos de cuaresma de la cofradía en 1757, en base a un documento de reciente descubrimiento, que recoge que cada miércoles, desde el Miércoles de Ceniza, se rezaban

los ‘Siete dolores de la Virgen’, en un formato muy distinto al actual. «Iban de miércoles en miércoles, por lo que, quizás, los hermanos eligieron ese mismo día para culminar esos cultos con la procesión», expone.

La novedosa Samaritana

Los dolores de la Virgen tienen una relación con el Miércoles Santo de una hermandad del Prendimiento que es la única que ofrece a la mujer Samaritana

«La procesión en el siglo XVIII era novedosa, con un discurso narrativo singular y con escenas sin el sentido de relato, como hoy en día, sino que eran hitos que llevaban al Cristo del Prendimiento. También era una procesión extraña y poco corriente al tener el grupo de la mujer Samaritana, que nunca había aparecido en las procesiones hasta 1773», indica, explicando que, posiblemente, el motivo de la aparición de esta imagen se debe a que la Samaritana estuvo afincada en Cartagena, al igual que Santiago tiene como vínculo con esta tierra que fue quien llegó por nuestras playas para divulgar la palabra de Jesús.

El mayordomo californio resalta «la gran aportación que hizo la Cofradía California a la diócesis de Cartagena» y resalta situaciones singulares, como que lo que en otras procesiones es el grupo del Prendimiento «aquí es el Ósculo, siendo una representación iconográfica casi única la que nos representa al Cristo Prendido».

La perspectiva de los dolores

Tras exponer esos detalles sobre el primitivo desfile californio, lanza una pregunta: «¿Y si le damos la vuelta?», en referencia a ver el cortejo pasionario desde la parte posterior, donde está la Virgen de Primer Dolor, en lugar de hacerlo desde su cabeza. Entonces, expone la relación de los dolores de la Virgen con la composición del cortejo pasionario, lo que refuerza dando lectura a las oraciones de los diferentes días. «Es el centro y cogollo de la procesión», proclama, remarcando que así estaba ya pensada en 1748. «Tenía ocho pasos porque no tenía que tener ninguno más», explicando que la Samaritana «invita a los pecadores a acompañar a la Virgen y a Jesús en los dolores; San Pedro, San Juan y Santiago son los testigos de lo sucedido en Getsemaní; y la Virgen el octavo dolor, el cual también está en la capilla».

Para el presidente de la comisión de arte de los californios, esta «lectura mariológica ayuda a entender mejor la primitiva procesión y por eso, nuestros cultos cuaresmales principales están dirigidos hacia la Virgen en lugar de hacia Jesús. Nuestra advocación es el primer dolor, la primera parte de la Pasión».