Existen rincones donde la historia se esconde bajo un manto de enigmas o simplemente pasa inadvertida al resto de los mortales. Es el caso de lo que fue -y aún es en esencia- la llamada sala capitular de los Caballeros del Socorro. Hablamos de la construcción que se erigió junto a la torre de la Catedral Antigua o de Santa María la Vieja, justo encima del baptisterio del templo y de la capilla de San Ildefonso, también conocida como de Nuestra Señora de las Lágrimas.

Tras la fundación en 1691 de la Ilustre Cofradía de la Hermandad de Caballeros del Santísimo Cristo del Socorro y la erección de la nueva capilla del antaño Cristo antiguo -el popular Cristo Moreno por el oscuro color de su talla- varias serán las vicisitudes que acontecerán al complejo arquitectónico promovido por la Casa Ducal de Veragua. Pedro Manuel Colón de Portugal, VII duque del citado linaje y capitán general de las Galeras de España, promoverá como hermano mayor de la Cofradía del Socorro unas rentas anuales dirigidas a la citada institución. Éstas sufragarán los gastos de sus cofrades en todo lo relativo al mantenimiento de la capilla, el Cristo y su culto, hecho que para nada se verá mermado tras el cambio de destino y salida del Duque de Cartagena, quien desde la distancia continuará con el sostenimiento económico de la hermandad. El raigambre de Pedro Manuel es fuerte con la ciudad y, más aún, con la institución que alberga en su recinto -bajo los pies de su cetrino crucificado- los restos de su segundo hijo, Manuel.

Tras el fallecimiento del fundador el 9 de septiembre de 1710, cogerá las riendas de la hermandad de caballeros -tal y como establece las constituciones- su hijo Pedro Nuño Colón de Portugal y Ayala. Sin embargo, la llegada del VIII Duque de Veragua representará un giro de ciento ochenta grados en cuanto a los ingresos de la institución. Las tornas económicas que sustentaba la casa ducal al elenco nobiliario del Socorro se volverán en contra. El duque incumple con sus constantes reticencias a dotar a la hermandad las rentas legalmente estipuladas por su padre.

Constituyó el lugar de encuentro, archivo y cabildos de los cofrades del Cristo del Socorro, cayendo en manos del abandono tras 1939, tras uno de los bombardeos que sufrió la ciudad y que destruyó el templo. Está llamada a que algún día se recupere

La biografía de Pedro Nuño dentro de su índole familiar podemos calificarla de marcada por la desgracia, quien vio fallecer en vida tanto a su mujer como a sus tres hijos siendo aún niños. Pese a tener un hijo fruto de una relación anterior a su matrimonio, su fallecimiento el 4 de julio de 1733 significó la ausencia de descendencia directa por su parte, por lo que la Casa Ducal pasó a manos de su hermana, la cartagenera Catalina Ventura Colón de Portugal.

Nacida en nuestra ciudad el 14 de julio de 1690 (coincidiendo con la construcción de la capilla del Socorro), la IX Duquesa de Veragua (1733-1739), a la postre hermana mayor de la Cofradía del Santísimo Cristo del Socorro, formalizó los atrasos que se debían a la noble institución, suponiendo una auténtica inyección económica para sus treinta y tres cofrades. Con ello hará cumplir fehacientemente la dote de 2.540 reales de vellón de renta anual, con un total de libranza de 63.227 reales aportados en 1736, en concepto de las pensiones reunidas desde el fallecimiento de su padre. Ello hará frente al deseo de la institución de dotar a la capilla de un nuevo camarín y retablo para el Cristo Moreno (lugar que fue destruido en 1936 durante un bombardeo a la ciudad por la Guerra Civil) y a la par la edificación proyectada como sala capitular, en la parte superior de la capilla, estancia abovedada con unas dimensiones de veinte pies de longitud y quince de altura. A esta se podía acceder bien desde el interior de la capilla, tras el retablo, con un tramo de escalera que accedía en primer lugar al camarín y continuando su subida a la sala, o bien desde la propia torre del templo. 

Dicho espacio, datado a finales de la década de los años treinta del siglo XVIII, constituyó desde entonces el lugar de encuentro, archivo y cabildos de los cofrades del Socorro. 

El impasse de inactividad de la cofradía entre 1821 y 1879 hará mella en su estructura, siendo restaurada precipitadamente alrededor de 1876 poco antes de la refundación de la hermandad en su segunda época (1879). 

Como curiosidad diremos que en el centro de la sala de cabildos será colocada la denominada ‘lauda sepulcral de Sancho de Butrera’, datada en el siglo XIII y descubierta en las inmediaciones de la capilla alrededor de 1878. El resto es ya historia conocida. El abandono del templo tras la Guerra Civil (1936-1939) acelerará su ruina y, posteriormente, la desaparición de su estructura. 

Actualmente, junto a la torre catedralicia podemos apreciar un espacio que erróneamente se confunde con un tejado, pero que en realidad aún ofrece al espectador el área que comprendía la sala capitular o de cabildos del Cristo del Socorro. La misma que está llamada algún día a su ansiada recuperación.