La última de las procesiones murcianas de Viernes Santo volverá a salir desde la Iglesia de San Antolín, y no desde el templo de San Esteban, como ha sucedido tradicionalmente, ya que se mantiene todavía en obras. Es el desfile de la Misericordia, que vive el duelo de la muerte de Jesús, aunque ello no priva a sus nazarenos del reparto de caramelos.

La también conocida como cofradía de ´los pavos´, por su color (túnicas negras, con capuces granates, el color de la misericordia) saldrá a las siete y media de la tarde con cuatro tronos: Jesús Nazareno (obra de Roque López López, de 1797), el Cristo de la Misericordia (uno de los más antiguos esculpido por Domingo Beltrán, en 1581), el Sagrado Descendimiento (del escultor murciano José Hernández Navarro, en 2001) y Nuestra Señora Madre de Misericordia (de José Sánchez Lozano, 1927). A las diez y media de la noche se prevé que la comitiva llegue a Belluga y una hora después alcanzará su punto de regreso, nuevamente en San Antolín.