«Lo que nosotros siempre decimos es que la principal novedad es que no hay novedad», explica el presidente de la Real y Muy Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús, Antonio Gómez Fayrén, quien celebra que, como cada año, «el museo sale a la calle, que es para lo que lo concibió Salzillo en el siglo XVIII, una época en la que no había ni televisión ni fotografía, y el pueblo de Murcia pudo ver las representaciones de lo que había leído en los Evangelios».

La belleza que brotó de las manos del genial autor murciano se hace patente en pasos como La Santa Cena, que abre la procesión, en el que los apóstoles, sentados en la engalanada mesa, quedan congelados en el momento en que Jesús les anuncia que uno de ellos le traicionará. Belleza que mana también de la mirada del Ángel de La Oración en el Huerto, figura cargada de leyenda y cuyo génesis todos los murcianos saben que fue fruto de un milagro. Belleza y tensión en el perfecto brazo de San Pedro en El Prendimiento: mientras apresan a Jesús, cuya cara está unida a la del traidor Judas, el luego cabeza de la iglesia defiende a su maestro y ataca a uno de los soldados, al que cercena la oreja con su espada.

Belleza, dolor y burla en pasos como Los Azotes y La Caída, y belleza serena que sólo puede ser contemplada y honrada: la de la Santa Mujer Verónica. Precisamente desde este año, el Museo Salzillo expone de forma permanente los paños de la talla realizados por Domingo Valdivieso (siglo XIX), Muñoz Barberán (siglo XX) y Pedro Cano (siglo XXI), con motivo de que se cumplen 260 años desde que el escultor hizo la talla. La Verónica desfilará este año con el paño que confeccionó en 1998 el pintor Francisco Cánovas.

Y Nuestro Padre Jesús, la única obra que no es de Salzillo. En este sentido, Gómez Fayrén apunta que en el desfile de este año sí hay «una pequeña novedad», pues, tal y como recordó, en 2014 se llevó a cabo la filmación de 90 horas, por parte de una productora de Fundación Integra, con el fin de elaborar un vídeo que aportar a los argumentos para obtener la declaración de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, que otorga la Unesco. Por este motivo, el año pasado Nuestro Padre Jesús Nazareno, titular la cofradía, procesionó con la túnica de finales del siglo XVIII regalada por el Bailío de Lora, valiosa vestimenta en seda que habitualmente se expone en el Museo Salzillo. Dado el valor de la pieza, la talla no volverá a desfilar con ella, pero sí se ha elaborado una réplica, con la cual será vestido Nuestro Padre Jesús en el convento de las Agustinas, al cual es trasladado días antes de la procesión. El obispo de la diócesis de Cartagena, José Manuel Lorca Planes, bendecirá la túnica.

Cierran el cortejo San Juan -«Dejadlo, que anda solo», dicen que dijo el escultor Benlliure al contemplar la perfección de la pieza- y La Dolorosa, cuyo rostro es paradigma del dolor y la belleza de la Madre de Dios, con los ángeles a sus pies, Madre de Dios a la que los devotos, murcianos y visitantes, mirarán, un año más, con respeto y emoción. PIEDAD?GUILLÉN