Según el 'Estudio de dimensionamiento e impacto socioeconómico de la Medicina Estética en España', de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), el 40% de los españoles ha recurrido a estos servicios en alguna ocasión durante el último año.

Este informe deja claro que ha crecido el interés y el uso de la medicina estética en nuestro país, y los datos lo confirman.

Durante el año 2021, en España se realizaron un total de 871.525 tratamientos médico-estéticos.

La aparición de aplicaciones que permiten cambiar las formas del rostro ha contribuido a generar nuevas necesidades en pacientes jóvenes

El estudio también pone en evidencia que las personas que acceden a la medicina estética son cada vez más jóvenes y, sobre todo, influenciadas por las redes sociales.

Si hace unos años la edad media se situaba en los 35 años, ahora hay jóvenes de 20 años que acuden a las clínicas para realizarse determinados retoques estéticos.

“El uso de las redes sociales, la posibilidad de usar filtros y la aparición de aplicaciones que permiten cambiar las formas del rostro han contribuido a generar nuevas necesidades en pacientes jóvenes”, explica el doctor Sergio Fernández, vicepresidente segundo de SEME.

El tratamiento facial más demandado es el bótox

¿Qué tratamientos médico-estéticos se realizan los españoles?

La Sociedad Española de Medicina Estética ha contabilizado más de 870.000 tratamientos médico-estéticos durante el pasado año. De ellos, 626.778 son faciales, 191.515 corporales y 53.232 otros como la fotodepilación.

De los tratamientos faciales, casi la mitad corresponde a la toxina botulínica (bótox). Le sigue el ácido hialurónico, un componente que está presente de forma natural en nuestras articulaciones o cartílagos, y que se utiliza para hidratar la piel, rellenar las arrugas y recuperar la densidad del rostro. 

El ácido hialurónico es un tratamiento reabsorbible, que puede durar entre 6 meses y un año.

A diferencia del bótox (cuyos efectos tienen una duración aproximada de seis meses) sí aporta volumen, de ahí que se haya popularizado su aplicación en los labios.

Los filtros de las redes sociales, responsables de muchos retoques estéticos

Los profesionales de medicina estética ya se han acostumbrado a que cada vez lleguen a las consultas más jóvenes que quieran imitar su apariencia en los selfis pasados por filtros de redes sociales como Snapchat o Instagram. 

Instagram cuenta con infinidad de filtros para afinar la nariz, reducir las arrugas o aumentar el volúmen de los labios EP

Estas aplicaciones ofrecen a los usuarios una infinidad de filtros que afinan la nariz, cambian el volúmen de los labios, reducen las arrugas, que simula un tratamiento con toxina botulínica… Y así lo constata a este portal la doctora Graziella Moraes.

  • “Hay pacientes que buscan tener esa apariencia que tienen en los selfis con filtro, pero sin necesidad de tener que usarlos. Los tratamientos de medicina estética se han normalizado y cada vez son personas más jóvenes las que llegan a nuestras consultas”.

Y piden, señala la especialista, por ejemplo, “tener la piel o los labios de determinados filtros, pero en la vida real”.

Además, si antes era común que las primeras consultas y los primeros tratamientos médico-estéticos se realizaran a partir de los 35 años, “ahora me llegan pacientes que tienen 18 o 20 años”.

Eso sí, ante estas situaciones es importante la ética de cada profesional.

La doctora Moraes considera que “una joven de 18 años, generalmente, no necesita ningún retoque estético, por lo que en estos casos lo que sí recomiendo es cuidar la piel, con una buena limpieza (con un producto adecuado al tipo de piel), hidratación y protección solar”.

  • “Mi manera de trabajar es esperar hasta que tienen más edad para realizar cualquier tratamiento médico-estético y, si es necesario, como puede ser, por ejemplo, una asimetría, que quede lo más natural posible”.

El 28,2% de los pacientes que demandan tratamientos estéticos son hombres. Wavebreak Media LTD. FREEPIK

Los hombres, a la cola en medicina estética

Como explica la doctora Graziella Moraes a ‘Guías de Salud’, durante los últimos años, y más desde el estallido de la pandemia de la COVID-19, han aumentado los tratamientos médico-estéticos masculinos.

Sin embargo, “aunque el porcentaje de hombres ha crecido, es infinitamente inferior al de las mujeres”.

Y así queda reflejado en el estudio de la Sociedad Española de Medicina Estética. 

  • 4 de cada 10 españoles son usuarios de medicina estética
  • Más del 70% son mujeres y el 28,2% son hombres.
  • Ellas prefieren los tratamientos faciales y corporales, y aquellos destinados a reducir los efectos de la edad
  • Ellos optan por los tratamientos capilares para recuperar su  densidad y frenar la caída del cabello.

No obstante, desde la aparición del coronavirus, hay un tratamiento estrella, como resaltan desde la SEME. Es el destinado para disimular las ojeras con ácido hialurónico.

Y no solo está influenciado por la popularización de los filtros en Instagram o Snapchat, sino también por el aumento de las videollamadas.

Así afectan los filtros de redes sociales a la salud mental

Los usuarios de las redes sociales (que según la legislación vigente no pueden ser menores de 14 años), cada vez se registran con menor edad. Y eso ha disparado el número de casos de un nuevo trastorno: dismorfia del selfi. Se trata de una obsesión excesiva y desproporcionada por la apariencia física. 

Aprender a aceptarse es vital, y las redes sociales en este sentido solo traen insatisfacción

Mireia Cabero Jounou, profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), señala que "las redes sociales, junto con la publicidad, son los medios que más favorecen la exposición pública de cuerpos y la categorización de estos”.

  • “Y funciona bien esta categorización porque de alguna manera hemos sido sus consumidores pasivos y la hemos llegado a normalizar".

Los selfis publicados en las redes sociales no son un reflejo de nosotros mismos:

  • "Son nuestras mejores fotos en nuestros mejores momentos y en las mejores posiciones, lo que hace que tomemos una dimensión diferente de nuestros cuerpos".

Los síntomas del trastorno dismórfico corporal (TDC) son:

  • Inseguridad.
  • Baja autoestima.
  • Comparación con los demás.
  • Mirarse compulsivamente en el espejo.
  • Uso excesivo de maquillaje.
  • Aseo desmedido.

El mundo irreal de los selfies que tantas complicaciones aporta Andrea Piacquadio

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Toda esta sintomatología, que también puede ser consecuencia de otro problema de salud mental, debe encender la alarma para pedir ayuda a un profesional. Porque, como recuerda la profesora de la UOC Montserrat Lacalle Sisteré:

"Aprender a aceptarse es vital, y las redes sociales en este sentido solo traen insatisfacción".