Fimosis, hernia Inguinal o umbilical, amigdalectomía o adenoidectomía dan lugar a las intervenciones más comunes en niños. En oftalmología también es muy habitual la cirugía de estrabismo. Afortunadamente las operaciones por enfermedades graves son poco frecuentes, pero entrar en el quirófano siempre despierta respeto, y en el caso de pacientes infantiles, el proceso despierta una gran sensibilidad e inquietudes.

Ante una cirugía o realización de pruebas en el hospital a niños y niñas, la importancia de la compañía de los padres ya es considerada como esencial en centros como Clínica Corachan.

Permitiendo que el niño esté acompañado por sus padres en todo momento, especialmente en la entrada al quirófano y el inicio de la anestesia, se cumplen varios objetivos, tal como explica el doctor Ferran Manen, Coordinador de Anestesia Pediátrica de Clínica Corachan.

“El primero es que el niño no sufra la ansiedad de separación de los padres, un momento bastante crítico que desencadena una sensación de abandono, nervios y, en ocasiones, extrema ansiedad”. Tal como argumenta el especialista, dicha situación de ansiedad puede tener consecuencias a largo plazo, como el desarrollo de ansiedad anticipada ante futuras intervenciones, pesadillas o un retraso en habilidades adquiridas, como volver a orinar en la cama.

Según explica el Dr. Manen, “los padres acompañan al equipo y colaboran en la inducción anestésica (el momento en que iniciamos la anestesia), sujetando la mascarilla facial y tranquilizando a su hijo”. Dicho proceso genera una información que ayuda a entender qué está haciendo el equipo quirúrgico con el niño en un entorno hostil y desconocido como es un quirófano.

El acompañamiento no reduce la ansiedad de los padres, sino que en ocasiones la aumenta, pero los implica en el cuidado de su hijo aumentando así su comprensión sobre el proceso perioperatorio.

Edades en las que se aplica el programa de acompañamiento

El programa se lleva a cabo en cualquier edad. Los únicos requisitos para el acompañamiento en quirófano es que tanto los padres como los hijos accedan a ello. En ocasiones, según detalla Ferran Manen, algunos padres no se sienten capaces, y en esos casos es muy importante dejar claro que no pasa nada, no es obligatorio y se continúa siendo igual de buen padre o madre. Esta honestidad es beneficiosa para todos, ya que un padre muy nervioso en el quirófano puede generar situaciones contraproducentes. Pero, por lo general, cuando los progenitores se involucran, se consigue reducir la ansiedad del niño y aumentar la satisfacción de los padres al sentirse implicados, participando del proceso.

Eso sí, es un proceso reservado a los padres o el tutor legal, que son las personas más implicadas, responsables y preocupadas por el bienestar del niño. Los padres forman parte del proceso de curación del niño, y en este sentido están implicados recibiendo toda la información, participando en la toma de decisiones y ayudando en diferentes aspectos como la inducción anestésica o las curas postoperatorias. Los padres deben tener la sensación que controlan la situación formando parte de un equipo en el que confían.

Diferentes fases

El acompañamiento a la familia no se reduce a la entrada a quirófano de los padres. Antes de la cirugía se realiza la visita preanestésica con un objetivo triple: confirmar la historia clínica del paciente, dar normas de ayuno y pautas de medicación si es preciso, e informar sobre cómo irán las cosas el día de la intervención. En ese momento, los padres pueden preguntar todas las dudas que tengan. El día de la intervención, al ingresar, los médicos pasan por la habitación para resolver las últimas dudas. Después de la cirugía, realizan una nueva visita en planta para confirmar el buen estado del niño y resolver las últimas dudas antes de recibir el alta.

El programa, además se aconseja para todo tipo de intervenciones. La ansiedad por separación no entiende de especialidades quirúrgicas o gravedad de patologías. Es más, en niños con patologías graves, una mala experiencia en un ingreso, probablemente condicionará sus expectativas y emociones en futuros ingresos necesarios en el proceso de curación.

Qué decirle a nuestro hijo

Sobre qué se aconseja explicarle al niño o niña sobre lo que le pasa y qué le van a hacer, el Dr. Manen es claro: “Hay que explicarle la verdad”. Considera que a un niño que no sabe qué va a pasar, o lo que es peor, al que se le ha explicado una mentira -te van a hacer una foto’ es la más habitual-reaccionará peor que un niño que ha recibido una explicación veraz.

La información debe adaptarse a la edad y al carácter del niño, algo que no siempre es fácil y podrá, en ocasiones, generar rechazo por su parte. “Si antes hemos explicado que soplará por una mascarilla facial, se la hemos enseñado y la ha tocado, la aceptará mejor (con mayor o menor resignación) que si no lo hemos hecho”, detalla el médico de Clínica Corachan.

Se sabe que un niño que no ha pasado por una situación estresante procesará mejor las situaciones que se producen después de la cirugía. El estrés y la ansiedad provocan que se interpreten como dolorosos estímulos que en otras circunstancias, como puede ser en casa, jugando, no pasarían de una ligera molestia, interfiriendo así el proceso de recuperación.

La mayor parte de estudios sobre la presencia de padres en la inducción se centran en parámetros de estrés en el niño. En este caso se han publicado estudios que demuestran una reducción en cortisol salivar (marcador de estrés) en niños anestesiados en presencia de padres. Los estudios a largo plazo no son concluyentes ya que entran en juego muchos otros factores, como pueden ser el tipo de intervención o enfermedades previas, entre otros.

Durante la hospitalización

En las plantas de hospitalización pediátrica no existen horas de visita y los padres se quedan a dormir con sus hijos. La tendencia en UCI’s y Unidades de Neonatos también es a permitir la presencia de padres sin restricción de horarios, incluso durante la realización de diferentes procedimientos.

De todos modos, más de la mitad de procedimientos quirúrgicos pediátricos en nuestro entorno se realizan en modalidad ambulatoria, que significa que el paciente ingresa y recibe el alta en el mismo día. Así se reduce al máximo la estancia de los niños en un entorno extraño y hostil como es una planta de hospitalización.