El cáncer de próstata, la hiperplasia prostática benigna y la prostatitis son los principales trastornos que pueden afectar a la próstata; pero, ¿son fáciles de reconocer? ¿Cuándo y cómo se pueden tratar?

Con motivo del Día Mundial de la Salud Prostática, el doctor Antonio Romero, urólogo del Hospital Quirónsalud Murcia, responde a una serie de cuestiones relacionadas con los problemas de próstata, tales como sus principales síntomas, para que puedas detectarlos a tiempo y prevenir sus consecuencias.

¿Qué es la próstata y cuál es su función?

La próstata es una glándula situada entre la vejiga y el suelo pélvico del varón que ejerce funciones relacionadas con la fertilidad del varón a través de los componentes del semen secretados por la misma, actuando junto con los testículos que producen los espermatozoides y la eyaculación. Dada su situación anatómica, entre el cuello de la vejiga y el esfínter estriado externo, participa activamente en el mecanismo y control de la micción.

¿Cuáles son los principales problemas que afectan a la próstata? Breve descripción de cada una de ellas, así como el porcentaje de incidencia de las mismas.

La Hiperplasia Benigna de Próstata (HBP) es una patología que suele afectar a hombres a partir de los 40-45 años, y que con la edad se manifiesta con mayor frecuencia presentando síntomas de vaciado de la vejiga. Se trata de un aumento en el tamaño de la glándula prostática provocando dificultad en el paso de la orina por la uretra, esto se manifiesta sobre todo como dificultad para orinar, chorro miccional flojo y sensación de no vaciar completamente su vejiga tras la micción.

El cáncer de próstata es un tumor maligno que se origina en la próstata. Suele afectar a hombres a partir de los 45 años. La evolución de la enfermedad suele ser lenta y en la mayoría de los casos no se manifiesta con síntomas miccionales, encontrándose el paciente completamente sin ninguna molestia en el momento del diagnóstico. Afortunadamente la mayoría de las veces, en el momento del diagnóstico, el tumor se encuentra localizado en la próstata por lo que el tratamiento puede alcanzar niveles de curación muy altos.

 ¿Qué síntomas presentan las personas que pueden tener algún trastorno relacionado con la próstata?

La sintomatología prostática a la que me referiré es la motivada por el aumento de volumen del órgano, ya que es la más predominante; es lo que denominamos hiperplasia prostática benigna (HBP). La próstata tiene un componente de constante crecimiento influenciada por un influjo hormonal, por tanto, la sintomatología que va a producir es predominantemente obstructivo, lo que condicionará la salida de orina de la vejiga. Esto se traduce en una disminución del flujo urinario, siendo este más dificultoso, es decir chorro miccional más flojo con aumento del tiempo miccional, aumento de la fuerza abdominal para poder vaciar la vejiga, micciones entrecortadas que condiciona vaciar la vejiga ‘en dos tiempos’ y habitualmente con la sensación de micción incompleta con la necesidad de tener que ir al servicio con mayor frecuencia.

Estos síntomas, cuando se prolongan en el tiempo, pueden ocasionar repercusión y complicaciones en el paciente tales como la infección urinaria, afectación de la vejiga por el esfuerzo constante que necesita para vencer la obstrucción prostática, repercusión con el tiempo en la función renal (insuficiencia renal) o la retención urinaria aguda que requiere colocar una sonda para poder evacuar la orina retenida en la vejiga.

En el caso del cáncer de próstata, la sintomatología es muy escasa y poco específica de la enfermedad tumoral, siendo el diagnóstico establecido por métodos analíticos como es el antígeno prostático especifico (PSA) y la biopsia de próstata.

¿Cuáles son las pruebas diagnósticas que se realizan para su detección?

En el caso de la hipertrofia prostática benigna, que es la más frecuente, es fundamental, como ocurre en todos los procesos médicos, una buena historia clínica en la que el paciente refiere la sintomatología que nos orienta para iniciar las exploraciones complementarias, los test de calidad de vida y los cuestionarios miccionales también son fundamentales para evaluar el grado de afectación clínica, así como la valoración de la próstata mediante el tacto rectal, analítica de sangre con determinación del PSA y análisis de orina.

En cuanto a las exploraciones complementarias, la ecografía ocupa un papel fundamental, no solo para evaluar el volumen prostático sino también para conocer cómo se encuentra la vejiga y el aparato urinario superior (valoración de los riñones fundamentalmente). Otra prueba rutinaria es la flujometría, que nos indica de forma objetiva una serie de parámetros durante la micción espontánea en un aparato que se llama flujómetro.

Todas estas pruebas nos permiten tener un criterio lo más exacto posible para plantear un tratamiento que puede ser médico, mediante fármacos específicos para mejorar la dificultad miccional, o bien plantear un tratamiento quirúrgico en los casos que esté indicado, sobre todo cuando hay repercusión sobre la vejiga, riñón o falla el tratamiento médico ya iniciado.

¿Cuál es el perfil de paciente con trastorno prostático?

Hay que tener en cuenta que la patología prostática no solo engloba la hipertrofia prostática benigna y el cáncer de próstata. En la próstata pueden aparecer patologías de tipo infeccioso, inflamatorio, como es la prostatitis; por tanto, el perfil del paciente prostático es muy diferente en función de la patología que afecte al órgano. Por ejemplo, los procesos inflamatorios tipo prostatitis son frecuentes en pacientes jóvenes, segunda y tercera década de la vida. Por el contrario, la patología prostática de tipo obstructivo, como es la hipertrofia prostática, es más frecuente en el hombre a partir de la quinta década de la vida y aumenta en frecuencia con la edad.

La cirugía prostática mediante la técnica de láser y la cirugía laparoscópica son las principales opciones L.O.

Cómo son las operaciones de próstata

¿Cómo se realiza el abordaje de las patologías prostáticas mediante la tecnología láser? ¿Cuáles son sus principales beneficios?

La cirugía prostática mediante la técnica de láser ha supuesto un gran avance en el tratamiento quirúrgico de la hipertrofia prostática benigna. El láser es una fuente de energía que actúa directamente sobre la próstata. La técnica básicamente se realiza a través de la uretra mediante un endoscopio que dispone de una cámara de visión que trasmite la imagen a una pantalla o monitor.

Existen varios tipos de láser, aunque todos tienen la finalidad de reducir o extirpar el tejido prostático para favorecer la micción. La indicación del tipo de láser va en función de las características de la próstata, ya que ‘no hay dos próstatas iguales’; por ejemplo, en el caso de próstatas de gran tamaño, el tratamiento mediante el láser de holmio ofrece grandes ventajas respecto a la cirugía clásica con incisión abdominal, pues elimina completamente el componente obstructivo al extirpar todo el tejido prostático despegándolo de la cápsula.

Las ventajas del tratamiento mediante técnicas de láser son:

  • Menor frecuencia en el riesgo de sangrado, sobre todo en pacientes que se encuentran en tratamiento con antiagregantes o anticoagulantes que afectan a la coagulación de la sangre.
  • Disminución de la estancia hospitalaria, incluso en algunos casos esta cirugía se puede realizar de forma ambulatoria.
  • Menor tiempo de utilización de sonda urinaria después de la cirugía de láser en comparación con otras técnicas de resección o cirugía abierta.
  • La reincorporación del paciente a la vida laboral o actividad habitual se ve favorecida en paciente tratados mediante técnicas de láser con mejoría significativa de los síntomas.

¿En qué consiste la cirugía laparoscópica y cuándo es necesario recurrir a ella?

La cirugía laparoscópica es una técnica quirúrgica muy habitual en los servicios quirúrgicos hospitalarios y ha alcanzado un nivel muy elevado en la urología española. Básicamente consiste en realizar varias incisiones en el abdomen a través de las cuales, mediante pinzas especiales y una cámara que proyecta la imagen en una pantalla, podemos realizar operaciones en diferentes órganos según la especialidad médica. La laparoscopia ha supuesto un gran avance en la cirugía en cuanto a la disminución y confortabilidad del postoperatorio, menos riesgo de sangrado, etc. Es necesario saber que, como en todo tipo de cirugía, no está exenta de riesgos, por lo que la formación y aprendizaje, junto con la experiencia, es fundamental para obtener mejores resultados.

Centrándonos en el tratamiento quirúrgico del cáncer de próstata, la técnica laparoscópica es utilizada actualmente de forma habitual junto con la clásica cirugía abierta que aún sigue utilizándose.

Actualmente la cirugía robótica se está utilizando en numerosos centros hospitalarios de España para el tratamiento quirúrgico del cáncer de próstata. Es una técnica que aporta ventajas durante la cirugía, sobre todo en la calidad de la visión de las estructuras anatómicas. Aunque ya hay centros con experiencia, esta técnica requiere de una infraestructura especial y formación específica.

Ser mayor de 50 años, de raza negra, con antecedentes familiares y malos hábitos alimenticios son los principales factores de riesgo de padecer cáncer de próstata Freepik

Cáncer de próstata: tratamiento y tasa de supervivencia

 ¿Cuáles son los síntomas del cáncer de próstata?

En la mayoría de los casos no existen síntomas en el cáncer de próstata, de tal forma que el diagnóstico se realiza tras la determinación en sangre de la prueba que se conoce como PSA (Antígeno Prostático Específico). Evidentemente, cuando la enfermedad se encuentra en un estadio más evolucionado sí puede presentar síntomas relacionados con la enfermedad, sobre todo por afectación de otros órganos fuera de la glándula.

Sin embargo, puede ocurrir que un paciente con diagnóstico de cáncer de próstata pueda tener también síntomas, pero consecuencia de tener una próstata grande que dificulte la salida de la orina; estos síntomas no tienen que corresponder necesariamente a cáncer de próstata, sino que son por crecimiento prostático benigno como he comentado anteriormente

 ¿Cómo se detecta este tipo de cáncer?

Habitualmente el primer dato de sospecha es el aumento de los valores de PSA en sangre, muchas veces al realizar una analítica de rutina o practicada por otro motivo, ya que lo habitual es la ausencia de sintomatología en este tipo de tumor. La probabilidad de tener cáncer de próstata aumenta a medida que el nivel de PSA sube, sin embargo, no existe un nivel que indique con certeza que un hombre tiene o no un cáncer de próstata.  

Habitualmente se considera como límite normal un PSA de 4 ng/mL de tal forma que cifras superiores requieren de estudios complementarios, por ejemplo, se sabe que valores superiores a 10 ng/ml suponen una probabilidad del 50% de tener un cáncer de próstata; por otro lado, existen casos de cáncer de próstata con valores de PSA inferiores a esa cifra limite. Por tanto, es fundamental la consulta con el urólogo para realizar las pruebas que confirmen el diagnóstico de sospecha.

             El cáncer de próstata se diagnostica con certeza mediante la biopsia de próstata, que consiste en extraer con una aguja fina unos fragmentos de la próstata a través del recto para poder analizarlos en el microscopio y establecer un diagnóstico correcto en función de las características histológicas del tumor.

 ¿Cuáles son las causas?

Cuando hablamos de factor de riesgo nos referimos a todo aquello que aumenta la probabilidad de que una persona desarrolle cáncer. Sin embargo, la mayoría de ellos no provoca cáncer de forma directa en sí mismo, por tanto, es más acertado hablar de factores de riesgo.

Comentare algunos factores que pueden aumentar el riesgo de que un hombre desarrolle cáncer de próstata:

· La edad. Sabemos que el cáncer de próstata aumenta con la edad, sobre todo después de los 50-60 años. Más del 80% de los casos de cáncer de próstata se diagnostican en hombres de 65 años o más. 

· Raza/origen étnico. Los hombres de raza negra presentan mayor riesgo de cáncer de próstata que los de raza blanca. Además, suelen desarrollar el cáncer a edades más tempranas y a veces estos tumores se muestran con mayor agresividad. Los hombres hispanos tienen un menor riesgo de desarrollar cáncer de próstata y de morir por la enfermedad que los hombres no hispanos.

· Antecedentes familiares. Se conoce la relación del cáncer de próstata y la herencia, debido a una combinación de genes y factores ambientales o de estilo de vida. Este cáncer de próstata que podríamos denominar ‘familiar’ ocurre aproximadamente en un 20% de los casos; sin embargo el cáncer de próstata hereditario es menos frecuente y representa solo el 5% de todos los casos y hay que sospechar este componente hereditario cuando tres o más parientes de primer grado han tenido cáncer de próstata, afectación de tres generaciones del mismo lado de la familia, parientes cercanos (padre, hermano, abuelo, tío…) del mismo lado de la familia sobre todo si se les ha diagnosticado un cáncer de próstata en edades más jóvenes.

· Hábitos alimenticios. Hay que decir que, aunque no hay una clara evidencia que relacione de forma directa la alimentación con el desarrollo y prevención del cáncer, sabemos que ciertas conductas alimenticias sí pueden tener relación con la aparición de un cáncer, por eso se recomienda una dieta sana y variada.

  

Consejos para cuidar la próstata

Las recomendaciones que se pueden dar para cuidar la próstata entran dentro de lo que denominamos tener unos hábitos de vida saludables. Por tanto, se pueden recomendar algunas normas de conducta que pueden ser beneficiosas:

  • Controlar y reducir el consumo de alimentos ricos en grasa animal.
  • Una alimentación rica en verduras, frutas y legumbres puede disminuir el riesgo de cáncer de próstata.
  • No fumar. Limitar el consumo de café, picantes y alcohol.
  • Procurar una buena hidratación, bebiendo agua de forma regular en función de la actividad física u otras recomendaciones de su médico.
  • Realizar ejercicio físico acorde con su situación general de salud.

En resumen, lo importante en la prevención tanto de esta como de otras patologías es procurar un estilo de vida saludable, y ante síntomas miccionales nuevos o dudas, es necesario acudir al especialista para que realice los estudios oportunos para un mejor diagnóstico y tratamiento, ya que la medicina es personalizada y cada paciente es distinto a otro.

¿Qué tratamiento se puede usar con este tipo de cáncer?

No todos los tumores prostáticos son iguales, el tipo de tratamiento irá en función de cada tumor y cada paciente. Cuando se diagnostica de cáncer de próstata a un paciente se inicia una serie de pruebas, sobre todo para saber si ese tumor se encuentra localizado solo en la próstata, lo que se denomina tumor órgano-confinado, o si por el contrario el tumor ha originado enfermedad extraprostatica y se encuentra ya fuera de la próstata, bien porque ha invadido ganglios linfáticos o ha producido metástasis en otros órganos, lo que denominamos enfermedad extraprostática. Podemos decir que cada paciente requiere un tratamiento específico que estará indicado en función del tipo de tumor y de las características de cada paciente que hay que valorar como son la edad, patologías previas, etc.

Existen diversos tipos de tratamiento que expondré de forma resumida, aunque el objetivo, en los casos de cáncer localizado solo en la próstata, es el tratamiento con intención curativa, es decir, extirpar todo el tumor junto con la próstata y su cápsula mediante cirugía radical. También decir que todos los tratamientos no están exentos de complicaciones y la radioterapia, cirugía radical, braquiterapia, etc., pueden tener efectos indeseables, fundamentalmente la incontinencia urinaria y la disfunción eréctil.

·        La cirugía radical, bien mediante técnica abierta como laparoscópica o robótica, se fundamenta en extirpar la próstata con su cápsula, a veces es necesario también extirpar los ganglios linfáticos de la zona, esto dependerá del tipo y características del tumor. La cirugía ofrece una alta tasa de curación que puede llegar al 90%, dependiendo de las características del tumor y si está limitado en la próstata.

·        El tratamiento mediante radioterapia se basa en la emisión de partículas de alta energía con la finalidad de destruir las células cancerosas. Se suele utilizar como tratamiento inicial del cáncer de próstata cuanto el tumor se encuentra localizado únicamente en la próstata. En los casos de tumores de bajo grado logra resultados equivalentes a la cirugía radical. Otras veces la radioterapia se asocia al tratamiento hormonal en casos de tumores de mayor riesgo o sospecha de enfermedad fuera de la glándula prostática o cuando hay recurrencia de la enfermedad tras un tratamiento inicial con intención curativa.

·        La braquiterapia es una modalidad de tratamiento en la que se implantan pequeñas partículas radioactivas en la próstata con la finalidad de tratar el tumor. El tratamiento mediante esta técnica tiene mejores resultados en pacientes con tumor de próstata limitado y de bajo grado.

·        La terapia focal consiste en tratar únicamente la parte de la próstata donde se encuentra el tumor. Los pacientes tratados con este método, al igual que todos, han de ser evaluados dado que la indicación de esta técnica no es superponible a todos los pacientes.

El mensaje en cuanto al tratamiento del cáncer de próstata sería que existen varias opciones de tratamiento que deben ser personalizadas en cada paciente en función de las características generales de este y las del tumor. Y saber que en los casos de tumores limitados en la próstata existen tratamientos con un alto índice de curación y supervivencia.

El diagnóstico precoz es fundamental para un tratamiento eficaz. Las revisiones urológicas periódicas junto con la determinación del PSA son muy recomendables en hombres a partir de los 50 años y en edades más jóvenes cuando existen antecedentes familiares de este tipo de tumor.

¿Cuál es la tasa de supervivencia a este tipo de cáncer?

Se estima que el cáncer de próstata es el tipo de cáncer más frecuente entre los hombres. Cuando hablamos de tasas de supervivencia nos referimos al porcentaje de pacientes que presentan el mismo tipo de tumor y etapa evolutiva que están vivas durante un periodo de tiempo determinado tras el diagnostico. Este periodo de tiempo suele ser de 5 o 10 años. Son cálculos basados en estadísticas a largo plazo que nos ayudan a saber cuál es la evolución de la enfermedad y la eficacia del tratamiento.

La tasa de supervivencia a 5 años para las personas con cáncer de próstata es del 98%. La tasa de supervivencia a 5 años indica el porcentaje de hombres que vive al menos 5 años una vez detectado el cáncer. La tasa de supervivencia a 10 años también es del 98%. Estas cifras se obtienen de estudios clínicos de pacientes con un seguimiento largo de control, pero no dejan de ser orientativas ya que las características de cada paciente y su enfermedad son únicas.

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