Los pacientes trasplantados de hígado son más propensos a sufrir la Covid-19; sin embargo, la tasa de mortalidad es menor que en la población general. Es uno de los principales resultados del estudio ‘Epidemiological pattern, incidence and outcomes of Covid-19 in liver transplant patients’ (‘Patrón epidemiológico, incidencia y resultados de Covid-19 en pacientes con trasplante de hígado’) que acaba de publicar ‘Journal of Hepatology’, la revista científica con mayor impacto mundial en el campo del aparato digestivo y, en especial, en las enfermedades hepáticas.

Esta investigación ha sido coordinada por el doctor José Antonio Pons Miñano, investigador principal del Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria (IMIB) y jefe de Sección de Hepatología del servicio de Aparato Digestivo del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca (HCUVA). Este trabajo ha sido posible gracias a la colaboración de 35 investigadores pertenecientes a 24 unidades de trasplante hepático de toda España. El equipo investigador que ha liderado el estudio ha estado formado por el doctor Manuel Rodríguez Perálvarez, del Hospital Reina Sofía de Córdoba; la doctora Magdalena Salcedo, del Hospital Gregorio Marañón de Madrid; el doctor Jordi Colmenero, del Hospital Clinic de Barcelona, y por el doctor Pons.

Pons, que también es presidente de la Sociedad Española de Trasplante Hepático (SETH) y profesor titular de la Universidad de Murcia (UMU), explica que “en este estudio hemos analizado por primera vez el comportamiento de la enfermedad Covid-19 en una amplia serie de pacientes trasplantados de hígado. Durante el mayor pico de la pandemia en España, entre marzo y abril de 2020, 111 pacientes con trasplante hepático sufrieron la enfermedad Covid-19.

El primer resultado a destacar es que la incidencia de la enfermedad ajustada por edad y sexo (número de pacientes afectados por 100.000 habitantes) fue de casi el doble con respecto a la población general: 837,41 con respecto a 311,93 cases/105 habitantes, especialmente en pacientes mayores de 60 años”.

5% menos de mortalidad

Sin embargo, a pesar de esa mayor incidencia, los investigadores españoles coordinados desde el IMIB por el Dr. Pons han descubierto que tanto la gravedad de los casos como la mortalidad fueron inferiores a la de la población general: un 5% menos. El Dr. Pons explica que “las menores defensas por el uso de inmunosupresores (fármacos para evitar el rechazo del órgano trasplantado) no disminuyeron, paradójicamente, la capacidad de defensa contra el virus”, salvo cuando se utiliza uno en particular y dependiendo de la dosis.

El estudio apunta a que “el uso de ciertos inmunosupresores puede proteger a los pacientes trasplantados de la llamada ‘tormenta citoquínica’. Esta tormenta es la liberación de sustancias desde nuestras células de defensa (linfocitos) que origina un daño importante en los pulmones y que puede provocar la gravedad y hasta la muerte.

Y, posiblemente, los inmunosupresores que inhiben la enzima calcineurina (que bloquean la activación de linfocitos T) y el everolimus (también inactivador de los linfocitos T) impidan que la tormenta se produzca o sea menos intensa. De ahí que la gravedad de la Covid-19 sea menor en los pacientes trasplantados hepáticos”, concluye el investigador principal del IMIB.