­La aplicación de maniobras de resucitación cardiopulmonar (RCP) salva cada año el 20% de vidas de personas con paradas cardiacas. Asistir de forma temprana reduce considerablemente no solo el riesgo de mortalidad sino los daños asociados a las paradas.

Para el doctor Antonio Lesmes, coordinador de RCP de la Sociedad Española de Medicina Intensiva Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc), "la muerte súbita es reversible en la mayoría de los casos", y añade que entre el 20 y el 25% de las personas que mueren no les ha llegado su "momento de morir".

Cada año más de 50.000 personas son atendidas por cardiopatías en España y 24.000 de ellas lo son fuera de los hospitales, por lo que los profesionales señalan la necesidad de que todas las personas tengan nociones de soporte vital básico. «Los mayores de 13 o 14 años deberían tener formación en resucitación cardiopulmonar para poder reaccionar en caso de encontrarse en una situación de emergencia», asegura el doctor Lesmes.

Los especialistas reconocen ciertos avances en materia de concienciación respecto a este tema. Las noticias sobre casos que afectan a personas famosas han contribuido a ello. En los últimos años se ha producido un incremento del interés sobre el tema.

La instalación de equipos de reanimación en espacios públicos como aeropuertos, estadios o centros comerciales contribuye a mejorar las posibilidades de reanimación, pero es importante que los usuarios sepan utilizarlos si llegase el caso.

El 93% de las personas que ingresan por un episodio de infarto sobrevive, pero de ellos, el 7% vuelve a ser ingresado en menos de un mes por un nuevo episodio de infarto, por lo que estar prevenido es fundamental. "Las maniobras de RCP son fundamentales durante los ocho primeros minutos de parada", asegura Lesmes.

La RCP fue uno de los aspectos tratados durante la jornada de clausura del congreso nacional de la Semicyuc en Santander, en el que más de 1.500 especialistas de la medicina intensiva procedentes de todo el mundo compartieron sus trabajos y avances en esta materia. El balance, según los organizadores, es muy positivo.

"A la declaración de Santander, en la que todas las sociedades de medicina intensiva se han organizado para mejorar la atención y reducir los costes, se añaden más de 800 comunicaciones sobre investigaciones puestas en marcha por los intensivistas y profesionales de la medicina intensiva en España", explicó el doctor Fernando Ortiz Melón, miembro del comité organizador y jefe de intensivos del hospital de Valdecilla en

Santander.

Para José Cuñat, presidente de la Semicyuc, Santander ha sido un "punto de inflexión". Está convencido de que en el futuro la medicina preventiva crítica y el trabajo multidisciplinar en todos los hospitales y centros de salud serán el camino para mejorar la eficiencia en la gestión y el servicio a los usuarios del sistema de salud. Del mismo modo, se refuerza el papel de España como referente mundial en el ámbito de la medicina intensiva, tal y como reiteraron los diferentes líderes de organizaciones mundiales asistentes al congreso.

La primera causa de mortalidad

Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la primera causa de muerte en nuestro país, como causantes del 31,8% de los fallecimientos, pero en las mujeres esta proporción aumenta al 35,18%, casi ocho puntos por encima de la incidencia que sufre la población masculina. La Fundación Española del Corazón (FEC), que aporta estos datos, informa además de que, después de las ECV, las principales causas de mortalidad femenina son los tumores (22,35%) y las enfermedades del sistema respiratorio (9,14%). Actualmente, las ECV son las responsables del fallecimiento en España de cerca de 65.000 mujeres al año, tal y como muestran los registros del INE (Instituto Nacional de Estadística) sobre el año 2010, publicados en marzo de 2012, superando ya en un 7,7% a las muertes masculinas por este motivo. Las melillenses, las andaluzas y las asturianas son las españolas que presentan una proporción más alta de mortalidad por enfermedad cardiovascular, mientras que las canarias, las madrileñas y las vascas son las que fallecen en menor medida por esta causa.