Santa Sofía fue una antigua basílica ortodoxa que fue convertida posteriormente en mezquita, aunque en la actualidad, desde el año 1935, es un museo de la ciudad de Estambul. Su historia nos cuenta también la historia de la ciudad, y su arquitectura roza lo imposible.

Santa Sofía o Haghia Sophia (que significa 'Sagrada Sabiduría'), fue en un inicio una mezquita del Imperio otomano. Posteriormente, con el emperador Constantino el Grande, el primer emperador cristiano, se convirtió en una iglesia bizantina, y fue uno de los edificios más grandes del mundo en su época. Pero, lamentablemente, no se ha conservado nada de esta iglesia original del siglo IV. Constantius, hijo de Constantino, y el emperador Teodosio el Grande, construyeron una segunda iglesia, que fue quemada en el 532.

La actual Hagia Sophia fue erigida entre el 532 y el 537 por el emperador Justiniano I y es un perfecto ejemplo de la arquitectura bizantina. La cúpula de esta iglesia colapsó durante un terremoto, en el 558, y fue reconstruida en el 563, aunque volvió a sufrir daños en los siglos siguientes.

Durante 900 años, Hagia Sophia fue la sede de la Iglesia Ortodoxa de Constantinopla. En el año 1204 los cruzados expulsaron al patriarca de Constantinopla, reemplazándolo por un obispo apostólico romano, y saquearon la iglesia. Muchos de los tesoros robados se exhiben hoy en San Marcos, Venecia.

En 1453 el Sultan Mehmet conquistó la ciudad y convirtió Santa Sofía en la principal mezquita de Estambul, sitio que conservó durante 500 años.

En 1934 el presidente Kemal Atatürk secularizó Hagia Sophia y la convirtió en el Museo Ayasofya (Ayasofya Müzesi) para sustentar su mantenimiento con el precio de la entrada.

La planta de Hagia Sophia es la de una clásica basílica, un rectángulo con un domo central, con cuatro pechinas que hacen la transición hacia la planta cuadrada. A los lados de la cúpula central hay dos semi-cúpulas. La galería bajo el domo tiene 40 ventanas de iluminación.

En la época bizantina, Hagia Sophia estaba decorada con mosaicos representando a la Virgen María, Jesús, los santos y los emperadores. Al convertirse en mezquita, los mosaicos fueron cubiertos.

Fue con la restauración de 1847 que se descubrieron bajo el yeso, pero no se pudieron restaurar por completo hasta 1931. Los más famosos están en las galerías del piso superior.