¿SABÍAS QUE ... ?

La comunicación con mensajes secretos es tan antigua como la humanidad. Las primeras civilizaciones ya intercambiaban información secreta en las campañas militares. En el Imperio Romano, Julio César desplazaba tres espacios todas las letras para ocultar sus mensajes. Algunos amantes del siglo XIX se comunicaban con mensajes codificados en la sección de avisos personales de los periódicos. Durante la II Guerra Mundial los alemanes utilizaron la máquina Enigma para cifrar sus mensajes. Al arte de escribir con clave secreta se le llama ‘criptografía’. Esta palabra viene de dos palabras griegas: ‘cripto’, que significa ‘oculto’, y ‘grafo’, que significa ‘escritura’.

CÓMO CIFRAR, CODIFICAR O ENCRIPTAR

La comunicación secreta tiene dos pasos. Primero, la persona que quiere enviar la información tiene que cifrar (codificar o encriptar) el mensaje. Después, quien recibe el mensaje debe hacer lo contrario, es decir, descifrar (decodificar o desencriptar). El cifrado consiste en transformar las letras y símbolos según una clave o código. Este código sólo puede conocerlo el emisor y el receptor. Si el código utilizado no es bueno, una tercera persona con habilidad que interceptara el mensaje podría descrifrarlo.

Existen muchas formas de cifrar los mensajes. En el ‘cifrado por sustitución’ cada letra del mensaje se sustituye por otra letra según el código elegido. Por ejemplo, podemos sustituir el alfabeto de letras por números: a = 1, b = 2, c = 3, d = 4, e = 5… (así, la palabra ‘ceda’ sería ‘3541’). En el ‘código de César’ cada letra del texto se sustituye por la letra que está tres posiciones después (así, la palabra ‘ciencia’ se escribiría ‘flhqfld’).

En el ‘cifrado por transposición’ las letras del mensaje se cambian de posición según un esquema. Un sencillo método de este tipo es la escritura inversa; por ejemplo, el mensaje ‘esta sección se llama Entre Partículas’ escrito del revés se transforma en ‘salucítrap ertne amall es nóicces atse’, que suena a un idioma extraño. También podemos coger parejas de letras e intercambiarlas (por ejemplo, la frase ‘codifica tú’ se debe escribir como ‘ocidifac út’).

EL EXPERIMENTO: ESCRIBIMOS MENSAJES SECRETOS

HACEMOS UNA ‘ESCÍTALA’

La escítala es un sistema que utilizaban los espartanos que consiste en enrollar una cinta de papel alrededor de un cilindro.

Cogemos el cilindro de cartón de un rollo de papel higiénico. Cortamos dos tiras de papel de 1 cm de ancho del lado largo de un folio. Unimos con pegamento las dos tiras para tener una única cinta el doble de larga. Enrollamos la cinta alrededor del cilindro de cartón, sin dejar huecos y sin montar el papel sobre la vuelta anterior.

Escribimos un mensaje sobre el papel. Conviene seguir escribiendo letras al azar, tras el mensaje, ocupando todo el papel, porque el resultado será aún más complicado. Desenrollamos la cinta y comprobamos que la sucesión de letras no tiene ningún sentido. Si otra persona quiere leer el mensaje sólo tiene que enrollar de nuevo la cinta en un cilindro igual al utilizado para codificar.

ESCRIBIR CON TINTA INVISIBLE

Exprimimos un limón y echamos el zumo en un vasito. Con un pincel mojamos en el zumo de limón y escribimos en un papel un mensaje. Para leer el mensaje secreto hay que calentar el papel, por ejemplo, acercándole un poco la llama de una cerilla pero con cuidado de no quemar el papel. Con el calor se produce una reacción química donde hay ácido del limón y las letras del mensaje se ponen más oscuras y se pueden leer.