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Los descansos activos en Educación Infantil

los descansos activos EN educación infantil

los descansos activos EN educación infantil / J. Alejandro López

J. Alejandro López

Para el desarrollo integral del alumnado es importante destacar el papel del ejercicio físico, pues con este estamos fomentando el desarrollo, al mismo tiempo, de lo cognitivo y lo motriz. A través de la psicomotricidad abordamos contenidos como el esquema corporal, la lateralidad, el control y el tono postural, la estructuración espacial y temporal, la respiración, entre otros elementos. Y con esta aspiración de fomentar el ejercicio físico en el aula nacen los llamados descansos activos.

Entendemos por descanso activo, en educación, la integración de la actividad física en el currículo, por medio de breves periodos de tiempo dentro del aula, cuando el docente considere oportuno, en su grupo clase (según Pastor et al., 2019). El objetivo último de estos descansos activos es combatir la obesidad infantil y mejorar el rendimiento académico. Según diversas investigaciones, la metodología de los descansos activos posee numerosos efectos positivos en términos de salud y de rendimiento académico, como puede ser el combatir el sedentarismo, mejorar la forma física de los alumnos, contribuir a paliar las conductas disruptivas, aumentado la motivación y la función cognitiva (según Proyectos Escolares Saludables. Descansos activos, 2017). Investigaciones como la de Pastor, Martínez, Jaén y Prieto (2019) sustentan la relación positiva entre la actividad física y la mejora en los logros académicos.

¿Cómo se llevan a cabo en el aula de Infantil y Primaria los descansos activos? Incluyendo periodos cortos (8-10 minutos) de actividad física (por ejemplo: andar, correr o saltar) dentro del aula, mientras se aprenden o repasan contenidos curriculares (matemáticas, lengua, inglés…). La duración media para hacer esta actividad puede ser de dos veces al día, todos los días de la semana, para alcanzar una media de 100 minutos de actividad semanales. Un ejemplo en Educación Infantil puede ser el siguiente.

Si estamos trabajando el tema de las señales de tráfico, los niños pueden representar con su cuerpo y tumbados en el suelo la forma de la señal que el docente les muestra. Para más actividades como esta se puede consultar la Guía del Profesorado de Descansos Activos de Sánchez, García y Ruiz disponible en este enlace.

El ejercicio físico fomenta y mejora las capacidades y funciones cognitivas del alumnado. Parece demostrado que sujetos que realizan ejercicio físico a intensidad moderada presentan una mejora en tareas cognitivas como velocidad de procesamiento, atención selectiva y memoria a corto plazo (según Brisswalter, Collardeau, & Rene, 2002; Lambourne & Tomporowski, 2010). Investigaciones como la de Riquelme-Uribe et al. muestran que el ejercicio físico es un factor desencadenante para el desarrollo de nuevas conexiones neuronales. Realizar ejercicio físico oxigena y nutre el cerebro, hace que aumenten los neurotransmisores promoviendo una alta activación neuronal, lo que provoca una mayor respuesta cognitiva como son la mejora de la atención, la memoria, la resolución de problemas...

La actividad física debe estar contemplada en los currículos del sistema educativo desde la Educación Infantil hasta, por lo menos, la Educación Secundaria Obligatoria. Es importante reivindicarla y no olvidarnos de ella, por los beneficios ya comentados.

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