Como cada año, a mediados de septiembre, el verano toca a su fin. El sol abrasador del verano, que nos ha acompañado durante meses, e importunado en no pocas ocasiones, nos va abandonando. Todo a nuestro alrededor se tinta de colores amarillentos, anaranjados y rojizos.

Llega la época, también, de volver al colegio y reencontramos con nuestros compañeros tras los meses veraniegos en un patio cubierto de hojas caídas y nos preguntamos por qué se caen las hojas. Y es que hay que saber que no todas las hojas se caen, solo las que cubren los árboles de hoja caduca. ¿Y por qué los árboles de hoja caduca pierden las hojas en otoño? Pues porque son muy listos y deciden que no quieren gastar energía en otoño y en invierno, así que las hojas no les vuelven a crecer hasta la primavera. Árboles de hoja caduca son, por ejemplo, el roble y la haya.

Pero, espera... Ahora que nos fijamos bien, hay demasiadas hojas en este patio. Tantas que, más que una alfombra, parecen haber formado un charco en el que nuestros pies se hunden, o una capa de nieve. Hablando de nieve, cada vez está más cerca la primera nevada...

Pero no nos adelantemos todavía. Cada cosa a su tiempo. Sabemos que el año tiene cuatro estaciones —repitámoslas para que no se nos olviden: otoño, invierno, primavera y verano— y cada una de las cuatro tiene, como nosotros mismos, cosas que las hacen únicas. Pero ¿a qué se deben las estaciones? A que la Tierra, el planeta en el que vivimos, va dando vueltas alrededor del sol a lo largo del año, pero no lo hace de forma totalmente recta, sino que se inclina como una peonza, así que en otoño nos da menos el sol, por lo que hace más frío.

Porque sí, lo habéis adivinado: una de las cosas que hacen que el otoño se diferencie tanto del verano es que nos podemos olvidar del calor y llega el frío. No hará tanto frío como en invierno, es verdad, pero sí que empezará a refrescar, se acabarán las camisetas y los pantalones cortos y tendremos que volver a sacar la ropa de invierno del fondo del armario. Nos resistiremos a volver a ponernos chaquetas, camisetas y pantalones de manga larga, refunfuñaremos, pero llegará un momento en el que ya no podamos resistir más y tengamos que cubrirnos con, al menos, dos prendas para estar cómodos y calentitos.

Otra de las cosas que hacen del otoño una estación especial es que los días son más cortos. Se calcula que el tiempo que el sol cubre el cielo desde que empieza el otoño va disminuyendo tres minutos cada día. El día más corto del año será el 21 de diciembre, coincidiendo con el que se conoce como solsticio de invierno, que marca, precisamente, el fin del otoño y el comienzo del invierno. El 21 de diciembre tendremos unas escasas nueve horas de luz. Esto significa que durante el otoño ¡vivimos más de noche que de día! Así que ya sabéis: aprovechad todo lo que podáis las horas de sol, porque cada vez serán más escasas... Pero tampoco os preocupéis: a partir del 21 de diciembre las cosas cambian y el sol lucirá cada vez más sobre nuestras cabezas. Es cuestión de tiempo.

El otoño es también la temporada en que los granjeros recogen sus cosechas. Por ejemplo, las calabazas. Y, ya que hablamos de calabazas, ¡el otoño es también la época de Halloween! Preparaos para pasar un poco de miedo este 31 de octubre, cuando las calles se llenes de brujas, vampiros, zombis y hombres lobo...

Las que no pasarán miedo serán las aves migratorias, que se mudan a zonas más cálidas durante los meses fríos que ahora comienzan para volver cuando vuelva el calor. Otros animales no se mudan, sino que empiezan a guardar comida en

sus nidos para mantenerse cálidos y bien alimentados durante la fase de hibernación, en la que solo piensan en dormir, los muy vagos...

Estas son solo algunas de las cosas que hacen del otoño una época especial, pero seguro que tú conoces algunas más. Nos las puedes

enviar a

lapequeopi@laopiniondemurcia.es, y la semana que viene quizás aparezcan en estas páginas...

¡A disfrutar del otoño!