Explicación

En general, los dinosaurios eran animales de gran tamaño. Algunos eran enormes y alcanzaban más de 30 metros de largo y 10 toneladas. Pero también existieron dinosaurios medianos y pequeños, del tamaño de un perro. Unos eran bípedos (caminaban con las patas traseras) y postura erecta, pero otros eran cuadrúpedos. Salvo excepciones, sus cabezas eran más bien pequeñas y frecuentemente tenían cuernos y crestas. Otra característica habitual era tener un cuello largo, una cola larga y robusta y antebrazos muy cortos en el caso de los bípedos. A veces el cuerpo presentaba armaduras o placas óseas. En cuanto a la alimentación, los había carnívoros, herbívoros y omnívoros. Se reproducían por huevos, que dejaban en un nido. Se cree que eran animales sociales que vivían en manadas. Las grandes crestas podrían haber sido para el cortejo sexual y no como arma defensiva

¿Sabías que...?

Los dinosaurios son animales vertebrados de cuatro patas que existieron hace unos 200 millones de años. Lo sabemos gracias a los fósiles, es decir, a los restos de sus cuerpos que quedaron petrificados. Los científicos que estudian los organismos que habitaron la Tierra en el pasado a partir de los fósiles se llaman paleontólogos. Richard Owen, un paleontólogo inglés, inventó a mitad del siglo XIX el nombre de ‘dinosaurios’, formando la palabra a partir de las palabras griegas ‘dino’, que significa ‘terrible’, y ‘saurio’, que significa ‘lagarto’. Sin embargo, los dinosaurios no son lagartos, pues son un grupo separado al de los reptiles. Los paleontólogos han descubierto fósiles de dinosaurios en todos los continentes y han identificado más de mil especies.

Saber más

Las aves son dinosaurios, los únicos que sobrevivieron a la extinción. Las aves actuales son los descendientes evolucionados de algunos dinosaurios carnívoros bípedos del Jurásico.  

El experimento

FOSILIZAMOS

Utiliza algunos huesos de los restos de la comida. Cuécelos bien en agua y retira todos los restos hasta que queden perfectamente limpios. Déjalos secar al sol un día. Extiende una capa de arcilla o de pasta de modelar sobre una encimera. Coloca un hueso encima y presiona un poco para dejar su huella. Retira el hueso con la ayuda de unos palillos o unas pinzas para no estropear la huella. Deja secar la arcilla.

Haz otro tipo de fósil con otro trozo de arcilla. En esta ocasión, hunde el hueso en la arcilla hasta unos dos tercios del espesor del hueso. Pinta la parte que sobresale del hueso con un pincel mojado en arcilla muy líquida. Deja secar.